La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, y el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, presentaron el 13 de noviembre el Plan para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias desarrollado por ambos ministerios para hacer frente a estas prácticas que, según el Ejecutivo central, ponen en riesgo la salud de las personas. Para ello, tal y como anunció la ministra, contarán con el «conocimiento» en esta materia de los consejos generales de las profesiones sanitarias.
¿Pero qué es una pseudoterapia? Según el plan en el que trabajan los ministerios de Sanidad y Ciencias, «se considera pseudoterapia a la sustancia, producto, actividad o servicio con pretendida finalidad sanitaria que no tenga soporte en el conocimiento científico ni evidencia científica que avale su eficacia y su seguridad».
La directora general de Acreditación, Docencia e Investigación en Salud, Margalida Frontera, afirma que el Govern balear está «totalmente a favor de la regulación de las pseudoterapias», porque «lo importante es proteger la salud de la población, proteger a los ciudadanos de prácticas que puedan ser peligrosas para la salud y no tengan una evidencia científica».
Frontera añade que «hay que tener en cuenta que el plan está en una fase inicial, hay que ver cómo se consolida, para nosotros una de las cosas más importantes es que cuente con el apoyo del Instituto Carlos III».
Para el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Balears (Cofib), Antoni Real, es lógico que las terapias alternativas se regulen para evitar el intrusismo profesional. Por ejemplo, recuerda Real que «en las oficinas de farmacias se venden medicamentos homeopáticos»
Pero las opiniones están divididas. La Asociación Española de Quiroprácticos (AEQ) afirma que la decisión del Gobierno central de incluirlos en la lista de pseudociencias les ha caído como un jarro de agua fría. Desde la AEQ recuerdan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) les considera profesionales sanitarios y que así está establecido legalmente en noventa países, algunos de ellos de la propia UE, como Reino Unido, Finlandia, Suiza, Italia, Bélgica y Francia.
Los homeópatas también han puesto el grito en el cielo y han acusado a los ministros Carcedo y Duque de persecución. Tanto es así, que la propia ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social ha asegurado que sería «osado» por su parte y «contradictorio» incluir la homeopatía o la acupuntura en el listado de pseudoterapias antes de realizar un análisis «riguroso».
En cuanto al descontento manifestado por determinados sectores con el plan, la ministra se ha mostrado abierta a escuchar todas las aportaciones, pero sólo «si aportan las evidencias de acuerdo con el método científico no serán pseudoterapias, serán terapias». Lo dicho, la polémica no ha hecho más que empezar.
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Soy médico desde hace 43 años y he sido testigo de grandes cambios en mi profesión. La implementación del método científico y el concepto de evidencia científica ha servido para desterrar creencias y cambiar paradigmas en el enfoque y tratamiento de muchas enfermedades. Sin embargo hay una corriente fundamentalista que no admite algunos enfoques o terapias que son muy útiles en la mejora de nuestra salud, como la quiropráctica . Hay suficientes trabajos de investigación publicados en revistas científicas de alto factor impacto que han demostrado que la quiropráctica no es una “seudociencia”. Además de médico soy presidente de la Asociación Española de Usuarios de la Quiropráctica y una de las miles de personas que acudimos a los quiroprácticos y que exigimos su regulación y reconocimiento como profesión sanitaria en España tal como ocurre en la mayoría de los países de nuestro entorno europeo.