Café, frutos secos, ejercicio y evitar el alcohol, claves para una mejor salud del hígado

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Un grupo de investigadores de once instituciones de Sevilla y Valladolid (Estudio EHmet+DIA) han descubierto que el consumo de café o de frutos secos, así como realizar ejercicio físico o evitar el alcohol, se asocian con una mejora de la salud hepática, pudiendo incluso revertir enfermedades como la fibrosis, la esteatohepatitis y la esteatosis hepática.

El estudio, presentado en el marco del 50 Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio del Hígado(AEEH), ha analizado el impacto de una intervención basada en alimentación y ejercicio físico sobre la salud de 96 pacientes con la enfermedad hepática, conocida como hígado graso, confirmando la «positiva incidencia» de la dieta mediterránea y los estilos de vida saludables en la evolución de estos pacientes en todos los estadios de la enfermedad.

Los científicos han analizado concretamente el consumo de café, de frutos secos y de alcohol, así como el impacto de la actividad física en patologías como la esteatosis, la esteatohepatitis, la fibrosis, la fibrosis significativa, la fibrosis avanzada y la cirrosis, concluyendo que la intervención con dieta mediterránea y ejercicio físico estructurado promueve la resolución de la esteatohepatitis, regresión de la fibrosis y mejoría de la esteatosis, siendo la respuesta «significativamente mayor» en personas con fibrosis avanzada.

Durante la jornada también se ha presentado una investigación que ha demostrado que existe una parte de la población con peso normal que tiene cierto de desarrollar hígado graso, a pesar de que se suele asociar con la obesidad.

La mayor parte de los frutos secos tienen un contenido rico en minerales. Entre esos minerales destaca el potasio, magnesio, calcio y fósforo. Además, contienen abundantes oligoelementos, como el selenio o el zinc.

Por otro lado, también aportan muchas calorías, debido a que contienen grasas en abundancia, aunque además contienen proteínas. Esas grasas no son del todo perjudiciales, ya que predominan las insaturadas, muy presentes en aquellas de origen vegetal, entre las que se incluyen ácidos grasos beneficiosos. En relación con ese contenido de grasas ‘sanas’    que influyen de forma positiva sobre el perfil lipídico y, además, de otros ácidos grasos también adecuados, se ha llegado a defender su consumo razonable para ayudar a controlar los niveles de colesterol.

Además, se recomienda la ingesta de frutos secos en personas con problemas nutricionales o que presentan intolerancia a determinados alimentos, con riesgo de presentar déficit en algún mineral esencial (calcio, fósforo). Únicamente, hay que tener cierta precaución a la hora de elegir el fruto seco y de tener cuidado con la sal que muchas veces se les añade y que exagera excesivamente el aporte de sodio, lo cual puede producir problemas de salud (tensión arterial, etc...).