El doctor Francisco Javier Jiménez Acosta, especialista en Dermatología, jefe de la Unidad de Trasplante Capilar de la Clínica Dermatológica Internacional (CDI) y del Hospital Ruber Internacional, ha puesto en valor el trasplante de pelo con una nueva técnica de FUE (extracción de unidades foliculares), que permite que el paciente entre al quirófano con alopecia y salga «con el pelo largo».
En concreto, consiste en extraer folículos de la zona donante del paciente, es decir, de la zona occipital o trasera, e implantarlos en la calvicie.
«Una vez que el folículo prende, el pelo va creciendo», ha explicado. «Hasta hace unos cuatro o cinco años, en todos los trasplantes con FUE, primero se rasuraba la zona donante del paciente y, después, le extraían los folículos», ha señalado.
La alopecia o calvicie es la pérdida anormal de pelo y puede afectar tanto al cuero cabelludo como a otras zonas del cuerpo en las que hay pelo, ya sean las axilas, la barba o las cejas.
Existen dos formas de alopecia. Por un lado, la cicatricial, en la que el folículo piloso queda destruido, por lo que es irreversible, y, por otro, la no cicatricial, que puede tener solución. Dentro del segundo grupo, la alopecia más frecuente es la androgénica, también conocida como calvicie común. Se da en un 95 por ciento de los casos de alopecia, siendo más frecuente en hombres que en mujeres.
Para abordar esta enfermedad de la piel, existe el trasplante de pelo. «Hasta ahora, la alopecia androgénica se trataba con medicación o con medicación más cirugía en algunos pacientes», destaca el especialista.
Según el experto, el rasurado «es un problema para mucha gente, sobre todo para las personas cuya imagen es importante, para aquellas que tienen que parar su actividad social durante mucho tiempo, hasta que les vuelva a crecer el pelo rasurado; o para algunas mujeres».
En ese sentido, a las mujeres se les rasuraba una pequeña zona de la cabeza y se cubría con el pelo largo, algo que, «en el hombre, no es posible», subraya el doctor Jiménez Acosta.
En la actualidad, se ha desarrollado una nueva técnica de FUE con pelo largo que consiste en extraer el folículo de la parte donante, pero ya largo, es decir, sin necesidad de rasurar. «Ahora contamos con un material nuevo de punches quirúrgicos que permite sacar el folículo sin cortar el pelo, por lo que extraemos e implantamos el pelo largo», ha destacado.
Según el cirujano, «el procedimiento es »muy novedoso«. Para Jiménez, este procedimiento »será el futuro porque, en cuanto se mejore el material quirúrgico de extracción actual, la mayoría de la gente optará por esta técnica".
La primera ventaja, por lo tanto, es que muchos de los pacientes que anteriormente eran muy sensibles al rasurado, ahora pueden optar por este procedimiento.
La segunda es que, al trasplantar el pelo largo, el paciente sabe cómo le va a quedar a los seis meses o un año porque sale de la operación con la zona cubierta de pelo. Tal y como puntualiza el doctor Jiménez Acosta, «antes salían con la zona cubierta de injerto, es decir, del folículo rasurado, así que, hasta que no les empezaba a crecer el pelo al cabo de los tres o cuatro meses, no se hacían una idea de cómo iba a ser el resultado».
Según el especialista, el primer motivo por el que, hasta ahora, no se hacía el procedimiento actual es, fundamentalmente, porque no había instrumental perfeccionado.
El segundo motivo es que, para el cirujano, es una técnica más laboriosa. «Es decir, cuando extraemos los folículos de la zona donante con el pelo rasurado, se ve el campo limpio y lo sacas muy rápidamente. Sin embargo, cuando lo extraes con el pelo largo, tienes que ir pelo por pelo, separando uno de otro», ha desarrollado, para puntualizar que «se tarda como el doble que en una cirugía convencional».
En ese sentido, la cirugía habitual puede durar unas cinco o seis horas y, el nuevo procedimiento, en torno a ocho-diez, «dependiendo de la cantidad de pelos que extraigas de la zona de atrás». «Por ese motivo, a día de hoy todavía hay pocos profesionales que dominen la técnica», sostiene el cirujano, y añade que se puede realizar tanto en hombres como en mujeres con alopecia androgenética. «Las indicaciones de trasplante son las mismas que con el tratamiento estándar. Lo que cambia, principalmente, es si el paciente quiere rasurarse o no», ha recordado.
Por otro lado, señala que, al ser una técnica más laboriosa, el coste económico del nuevo procedimiento es mayor. «Normalmente, a los pacientes les damos las dos opciones y, el hecho de que esta técnica sea más laboriosa y, por tanto, más cara, influye en ellos a la hora de tomar la decisión», ha aclarado. Sin embargo, «lo bueno es que, la persona, cuando sale del quirófano y se mira al espejo, se queda alucinada», concluye.
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