La acusada de matar a su pareja con laxantes. | Europa Press

Un jurado popular ha declarado culpable de asesinato a Mari Carmen, la mujer acusada de matar a su pareja sentimental tras administrarle una gran cantidad de laxantes y de desvalijarle sus cuentas hasta dejarlas en números rojos.

Así se desprende del veredicto del jurado emitido este martes, un día después de que el magistrado le entregara el objeto de lo que debían dilucidar para determinar la responsabilidad de Mari Carmen.

La mujer juzgada se enfrenta a una pena, tal y como le reclama el ministerio fiscal, de 28 años de prisión por un delito de asesinato, estafa y falsedad. Las acusaciones particulares elevan la petición a 31 años, mientras que la defensa reclama la libre absolución. Ahora será la Audiencia la que, tras el veredicto de culpabilidad, fije la pena correspondiente.

La acusada, de 49 años cuando inició la relación, estaba acusada de administrar en verano de 2020 a su pareja, Salvador, un viudo de 68 años que tenía diagnosticados varios trastornos médicos, laxantes sin que él lo supiera.

El paciente fue ingresado en septiembre del mismo año y pasó cuatro días en la unidad de cuidados intensivos. Al volver a casa, Mari Carmen, según el relato fiscal, continuó dándoselos, lo que provocó un nuevo ingreso en el que siguió administrándolos a pesar de que era consciente que podían causarle la muerte. Durante el tiempo de hospitalización hasta su muerte llegó a comprar más de 1.000 comprimidos de Dulcolaxo, más de 500 unidades de Evacuol y otras 500 de Seguril.

La víctima desarrolló una diarrea crónica funcional y refractaria a cualquier tratamiento y una deshidratación y deterioro progresivo hasta que falleció el 16 de abril de 2021 por un shock séptico severo.

Además, entre octubre de 2020 y hasta la muerte del hombre, la procesada habría realizado hasta 152 extracciones de dinero de cuentas corrientes de la víctima y compras con tarjetas de crédito del hombre por valor superior a los 120.000 euros. También habría solicitado dos créditos a nombre del enfermo, que habría suscrito telefónicamente simulando la intervención del hombre.