Fue el pasado 30 de mayo cuando la Policía Municipal de Madrid durante una inspección rutinaria descubrió las insalubres condiciones en las que se encontraba un restaurante chino ubicado en la zona de Usera.
Según ha explicado El Mundo, la grasa se escurría por las paredes de la cocina, llegando incluso hasta tocar la comida. Los agentes no daban crédito de lo que estaban viendo en aquel lugar en el que no se cumplía ninguna norma sobre higiene y control de alimentos.
Durante la intervención los agentes se toparon en un primer momento con más de 700 porciones de pepino de mar, preparado para cocinar y sin control sanitario. Al no haber facturas ni justificante sobre la procedencia de estos alimentos sospecharon de que se trataba de productos de contrabando y fruto de la pesca ilegal.
También observaron que un expositor de cristal contenía más de 300 ejemplares de berberechos, que se encontraban cubiertos de cieno, «lo que evidencia que han sido comercializados por canales clandestinos, ya que deben ser tratados en plantas depuradoras», según fuentes de la Policía Municipal.
Por otro lado, se encontraron varias baldas metálicas oxidadas, cubos de basura sin tapar y abundante suciedad en las pilas del fregadero.
La salida de emergencia se encontraba parcialmente obstaculizada con cajas y barriles de cerveza.
Según ha recogido El Mundo, «los agentes expedientaron a local y además se les informó de un posible delito contra la flora y la fauna por el marisco y los alimentos requisados. Estas supuestas infracciones podrían conducir a la clausura del local y a una multa de hasta 60.000 euros».
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