El desencadenante de la detención ilegal estaría en el robo de 1.500 kilos de hachís que los captores atribuyen a los secuestrados, han indicado desde la Policía Nacional en un comunicado.
Maniatadas, sometidas a golpes y amenazas, y también privadas de bienes de primera necesidad como alimentos y medicinas, las víctimas habrían sido llevadas a una situación límite, al fin de que facilitasen información acerca del destino de la droga.
En el marco de la operación 'Nerón', se han practicado media docena de registros en las localidades malagueñas de Marbella, Benahavís y Estepona, interviniéndose sustancias estupefacientes, una pistola, abundante munición, pasamontañas, unos 50.000 euros envasados al vacío, varios vehículos y placas falsas, entre otros efectos de interés para la investigación.
El secuestro de los perjudicados tuvo lugar el pasado día 2 de diciembre en la vivienda de uno de ellos, en la localidad de Marbella, pero no ha sido hasta ahora cuando la operación ha concluido con los últimos arrestos.
En total hay 13 personas detenidas en la provincia de Málaga y otras dos en Granada, por su presunta implicación en los delitos de secuestro, pertenencia a organización criminal, tenencia ilícita de armas, robo con violencia, robo de vehículo, falsedad documental y lesiones.
Las víctimas fueron abordadas por un grupo de entre seis a ocho personas armadas, las cuales ataron a sus objetivos de pies y manos, para trasladarlos en una furgoneta a otra casa de una zona residencial de Marbella.
Cinco millones de euros por el rescate
Desde el inicio de la detención ilegal, los captores privaron de sus teléfonos a las personas cautivas y las amedrentaron para obtener sus claves. Después contactaron con sus familiares y exigieron a estos, bajo la amenaza de no volver a ver con vida a sus seres queridos, un rescate millonario de cinco millones de euros.
Entre los días 4 y 5 de diciembre, los agentes recibieron en comisaría cuatro denuncias por desaparición. Los casos denunciados por los familiares de los desaparecidos fueron rápidamente conectados entre sí, al producirse en un mismo marco espacio-temporal y reunir muchas similitudes.
En el transcurso de las indagaciones, una de las víctimas fue liberada por sus captores, continuando los agentes una búsqueda --a contrarreloj-- para dar con el paradero de las otras tres víctimas, una de ellas con una diabetes severa.
Tras casi una semana de secuestro, los agentes llegaron al domicilio de una de las víctimas --lugar donde arrancó la detención ilegal--, localizándose cuatro pastillas de 100 gramos cada una de hachís y, además, restos de arpillera de los que habitualmente se usan para envolver los fardos. Posteriormente, las pesquisas permitieron seguir la pista de una furgoneta robada y un segundo vehículo «lanzadera» utilizados en el hecho delictivo.
Finalmente, las averiguaciones condujeron hasta un chalet de Marbella en el que permanecían apresadas las víctimas. Allí, y previo a la entrada y registro en la vivienda, uno de los secuestrados fue liberado, en estado crítico.
Liberada una de las víctimas, en estado crítico
La presión policial y el temor a ser enjuiciados por homicidio habrían llevado a los captores a liberar 'in extremis' a una de las víctimas, moribunda, que había quedado inconsciente al sufrir un coma diabético y que permaneció ingresada en un hospital más de un mes.
En el lugar del cautiverio, los agentes detuvieron a cuatro personas provistas de armas de fuego y rescataron a dos víctimas, atadas de pies y manos, con múltiples heridas. También se recuperaron una furgoneta robada y otro coche utilizados en el secuestro.
La operación Nerón finalizó con la detención de otras once personas, entre ellas dos varones, que habrían contactado con los familiares de las víctimas desde Granada exigiendo un dinero para la liberación.
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