Los directores generales de las comunidades y del Ministerio tendrán ya sobre la mesa los resultados preliminares de CombiVacs, el ensayo impulsado por el Instituto de Salud Carlos III en el que han participado 600 voluntarios en cinco hospitales españoles para arrojar algo más de luz sobre la eficacia de mezclar ambas vacunas.
También dispondrán de los hallazgos preliminares otro estudio difundido la semana pasada en la revista «The Lancet», en el que expertos de la Universidad de Oxford apuntan a que alternar dosis de diferentes vacunas contra la COVID-19 provoca reacciones leves y moderadas más frecuentes que con dos inyecciones del mismo preparado.
Con toda la evidencia recopilada hasta la fecha, los técnicos tratarán de dar por fin una respuesta a los casi dos millones de españoles menores de 60 años vacunados en primera instancia con Vaxzevria (nombre comercial de AstraZeneca) que a día de hoy no saben cómo van a completar su pauta.
El pasado 30 de abril, acordaron ampliar a 16 semanas el intervalo entre dosis para este grupo -no así para los mayores de 60-, aunque lo recomendado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en ingles) es que se respete la pauta de 12 semanas, que es además la que contempla el propio prospecto del fármaco.
La Comisión prefirió entonces recopilar más evidencia científica que garantice la seguridad de la vacunación con el suero anglosueco en este grupo de edad, en el que se desaconsejó su uso al confirmarse su vínculo con unos casos muy inusuales de trombos asociados a trombocitopenia.
Parte de esa evidencia será la que aporte CombiVacs, al que el Ministerio de Sanidad ha preferido esperar para tomar una decisión: «Mi opinión como ministra es esperar a los resultados del ensayo clínico», afirmó Carolina Darias después de conocerse que se ampliaría la pauta a 16 semanas.
Sin embargo, esta alternativa y el hecho de haber prolongado la incertidumbre de tantas personas ha contado con el rechazo frontal de varias comunidades.
Una de ellas es Madrid, que desde el principio ha defendido que la segunda dosis debe ser de AstraZeneca; así lo reiteró el viernes el viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid-19,
Antonio Zapatero, quien añadió que si Sanidad no tomaba una decisión pronto, Madrid completaría la pauta con esta misma vacuna a quienes lo pidieran voluntariamente.
De la misma opinión es Andalucía, que esta tarde insistirá en que esta es la mejor opción; ya el pasado día 13, el presidente Juanma Moreno dijo que a su gobierno «no le temblarán las piernas» a la hora de decidir sobre la segunda dosis voluntaria de la vacuna AstraZeneca «porque no pueden estar eternamente esperando».
Igualmente, Galicia apuesta por dar un segundo pinchazo de Vaxzevria a los menores de 60 años que ya tienen una primera dosis puesta, tal y como reiteró el domingo la directora xeral de Saúde Pública de la Xunta, Carmen Durán.
Y Cataluña, que siempre ha defendido que AstraZeneca no tuviera ni siquiera límite de edad, también se ha posicionado varias veces a favor de terminar de inmunizar a los menores de 60 con esta misma marca.
El aplazamiento continuo de la decisión de la segunda dosis de Vaxzevria ha levantado también críticas porque en la práctica supone tener miles de vacunas en las neveras sin pinchar.
Así, el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, cree que esta ha sido una de las razones por la cual el ritmo de vacunación regional esté entre los últimos del país, dado que sus congeladores almacenan a día de hoy 62.000 dosis de AstraZeneca y, dado que como actualmente solo se pueden inocular al grupo de edad 60-69 años, ve difícil acabar con ese stock.
Murcia pidió ayer al Ministerio que dé a conocer el criterio de reparto de las distintas marcas de vacunas al descubrir «con una simple regla de 3» que les llegan más de Vaxzevria en proporción a otras autonomías.
No ha sido la única, ya que la semana pasada Asturias planteó en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud un ajuste de la distribución de vacunas para agilizar la inoculación de las personas de 60 a 69 años debido a que hay comunidades con dosis sobrantes de AstraZeneca al tener poca población de esa edad.
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Políticos metidos a expertos en sanidad, que el Señor nos coja confesados.