El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont,en una imagen de archivo. | Reuters

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha reconocido este sábado que no quiere hacer planes de futuro porque puede estar "muchos años en el exilio" o décadas en la cárcel.

"La opción más realista es no tener un plan para el futuro. En el peor de los casos, seré extraditado a España. Esto quiere decir que mi futuro será claro: decádas en prisión. Si no, probablemente pasaré muchos años en el exilio", ha asegurado en una entrevista en la revista británica 'The Times Magazine' recogida por Europa Press.

Puigdemont ha afirmado que desde el extranjero puede actuar políticamente mientras que en la cárcel se convertiría en "un rehén sin libertad de expresión, sin libertad de movimiento", que ahora sí que tiene y dice que la utiliza para defender su situación y criticar la actuación del Estado.

Asimismo, ha reivindicado que no tiene una vida clandestina y que sigue siendo presidente: "No soy un fugitivo. No estoy viviendo una vida clandestina. Soy presidente. Tengo que reunirme con gente, actuar. No vivir en la oscuridad".

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También ha rechazado que sea un mártir y ha explicado que no puede acostumbrase a su situación: "No poder besar a mis hijas cada noche, no explicarles cuentos... Es imposible acostumbrarse a esta situación".

SUSPENSIÓN DE LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA

Ha sostenido que fue un "error" suspender la declaración de independencia el 10 de octubre, pero que lo hizo porque creía que podría haber un diálogo con el Gobierno central.

"Tenía información directa de que se podía abrir una ventana para el diálogo político si no tomábamos ninguna decisión irreversible. Siempre he priorizado dialogar como una manera de hacer las cosas y por eso la retrasé. Pero fue un error. Nunca iba a haber diálogo", ha lamentado, y ha señalado que una semana después el independentismo estaba en una peor posición.

Además, Puigdemont ha afirmado que explicaron al Gobierno que querían hacer un referéndum como el de Escocia, pero que no tuvieron "un David Cameron en el otro lado".

"Esperábamos que después de 40 años de democracia y siendo miembros de la Unión Europea había una nueva generación. Estábamos equivocados", ha sentenciado.