El proyecto del S-80 nació en 2004, pero pronto sufrió sus primeros problemas debido a que la primera de las unidades mostró graves deficiencias técnicas que le impedían salir a superficie. El buque ha sido rediseñado completamente y la Armada ya da por resuelto el problema y ahora sólo espera que el Ministerio de Defensa dé el visto bueno a su financiación para poder recibir el primero a finales de 2021 y que quede plenamente operativo en 2023 tras un año de pruebas.
Según ha explicado el Jefe de Estado Mayor de la Armada (AJEMA), almirante Teodoro López Calderón, el Ministerio de Defensa ha alcanzado ya un acuerdo con Navantia --empresa encargada de su construcción-- para un nuevo programa de pagos que ahora debe recibir el visto bueno del Consejo de Ministros.
Estos retrasos han obligado a la Armada a tomar medidas para no quedarse sin submarinos y ha decidido alargar la vida útil de los actuales S-70 sometiéndoles a una quinta gran carena. Se trata de una revisión completa del buque incluido su desmontaje completo. El Gobierno ya autorizó el pasado mes esta gran carena para el primero de ellos, el Galerna, por más de 43 millones de euros. En los próximos años se someterá a esta revisión al Mistral y la Armada trabaja con el escenario de que el último de ellos, el Tramontana, ya no tenga que realizarla porque ya estén operativos los S-80.
En cuanto a sus detalles técnicos, las dos primeras unidades del S-80 que se pongan a disposición de las Fuerzas Armadas no contarán con el sistema de propulsión AIP que sí estará ya instalado en el tercero de los submarinos. Los dos primeros no podrán contar con él hasta que se sometan a su primera gran carena.
PROGRAMAS EN EJECUCIÓN
La Armada tiene también otros proyectos en ejecución como son los buques Audaz y Furor, helicópteros que ayuden a su operatividad, nuevos drones como los Scan Eagle que ya han sido probados en las operaciones Atalanta y actualmente en Irak y programas de modernización de su flota de vehículos.
Para el nuevo ciclo inversor en el que trabaja el Ministerio de Defensa, la Armada centra sus prioridades en la fragata F-110 y el BAM-IS, un buque de intervención subacuática de actualidad tras el naufragio del ARA San Juan de Argentina y que permitiría actuaciones tales como la recuperación de pecios y naufragios a gran profundidad.
Para la Marina, el proyecto F-110 es fundamental y espera que el Gobierno apruebe este año la orden de ejecución para poder tener la primera unidad de las cinco requeridas entre 2023 y 2024 y la última en el periodo de 2027/2028.
EL F-35, ÚNICA ALTERNATIVA AL HARRIER
La Armada también tiene sobre la mesa el problema de sustitución de los actuales Harrier, los únicos capaces de embarcarse en el Juan Carlos I. Sin embargo, no ve prioritario el problema porque calcula que podría alargar su vida útil hasta 2030.
Para su sustitución actualmente sólo podría recurrirse al F-35 estadounidense, una opción aún no adoptada por el Ministerio de Defensa. «Si España quiere mantener esta capacidad, no hay alternativa al F-35», ha resumido López Calderón.
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