En todo caso, España crecerá en 2015 muy por encima de la media de la eurozona (1,3%) y de la UE (1,7%) y superará ampliamente a Alemania (1,5%), Francia (1%) o Italia (0,6%). Las previsiones de Bruselas superan a las que hizo en enero el Fondo Monetario Internacional (2%). El 2% sigue siendo la previsión oficial del Gobierno, en la que se basan los presupuestos de 2015, aunque tanto el presidente Mariano Rajoy como el ministro de Economía, Luis de Guindos, han apuntado que podría superarse ampliamente esta cifra.
Pese a la aceleración del crecimiento, el Ejecutivo comunitario cree que España incumplirá el objetivo de reducción del déficit tanto año, ya que se quedará en el 4,5% en lugar del 4,2% pactado con la UE (sin tener en cuenta las ayudas a la banca); como en 2016, cuando el desfase presupuestario se situará en el 3,9% en lugar del 3% exigido. «La reducción del déficit se basa sobre todo en la mejora de la situación económica» más que en las medidas de ajuste, según el estudio, que apunta que persiste el bajo nivel de ingresos.
Además, Bruselas avisa de «riesgos» para las cuentas públicas en 2015 por «la incertidumbre del impacto de la reforma fiscal en los ingresos, los pasivos contingentes en el sector de las autopistas y los riesgos de aplicación en un año electoral». La Comisión calcula que el déficit en 2014 quedó en el 5,6%, mejor que el 5,8% impuesto por Bruselas pero una décima por encima del compromiso asumido por el Gobierno de Mariano Rajoy.
Los «todavía considerables déficits presupuestarios» y el «bajo crecimiento del PIB nominal» provocarán que la deuda pública siga subiendo hasta el 101,5% este año y el 102,5% en 2016. Por su parte, la inflación caerá hasta el -1% de media este año debido a la disminución de los precios del petróleo y sólo volverá a territorio positivo en 2016 (1,1% de media).
«Modesto repunte» de construcción tras siete años de ajuste
El Ejecutivo comunitario atribuye el aumento del crecimiento en España a «la mejora de las perspectivas en el mercado laboral, la relajación de las condiciones financieras, el refuerzo de la confianza, la reducción de la incertidumbre económica y la caída de los precios de la energía».
«Estos factores sostendrá el crecimiento durante el horizonte de las previsiones, pese al continuo freno provocado por los altos niveles de deuda pública y privada y el desapalancamiento», apunta el informe de Bruselas, que señala no obstante que «la velocidad del ajuste externo en marcha probablemente se ralentizará».
El principal motor del crecimiento este año será la demanda doméstica. El consumo privado se verá sostenido por el crecimiento del empleo y el aumento de la renta real disponible, que «se beneficiará de la caída del nivel de precios a lo largo de 2015 y de la baja inflación después». También mejora la inversión en bienes de equipo gracias a la relajación de las condiciones de financiación y la prevista aceleración de las exportaciones en 2015.
«Tras siete años de ajuste, se espera en 2015 un modesto repunte en la construcción, incluyendo la inversión residencial», señala la Comisión.
El crecimiento puede ser mayor gracias al plan del BCE
La creación de empleo ganó impulso, según Bruselas, durante la segunda mitad de 2014, mientras que el tamaño de la fuerza laboral continuó contrayéndose. «Estas tendencias positivas se intensificarán durante el horizonte de las previsiones, ayudadas por una continuada moderación salarial y sólo modestos incrementos en los costes laborales», afirma.
Así, el empleo aumentará un 1,8% este año y un 2% el que viene. La contracción de la fuerza laboral irá reduciéndose lentamente y el paro bajará al 22,5% este año (frente al 23,5% que había previsto en noviembre) y al 20,7% en 2016 (frente al 22,2%).
El Ejecutivo comunitario apunta que el crecimiento de España podría ser incluso mayor que el contemplado en sus previsiones, gracias en particular al programa de compra de activos por valor de 60.000 millones de euros al mes que el Banco Central Europeo (BCE) lanzará en marzo.
«La caída en los precios del petróleo y las intervenciones de política monetaria del BCE podrían traducirse en un mayor crecimiento y una inflación menos negativa que la calculada en estas previsiones, ya que podrían impulsar todavía más el consumo privado y la inversión», señala Bruselas.
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