En el homenaje, presentado por la escritora Almudena Grandes, intervinieron uno de sus hijos, Marcel Camacho, el secretario general del PCE, José Luis Centella, y el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, cuyo reconocimiento a la Familia Real por su pésame al fallecimiento de Camacho fue recibido con abucheos por algunos de los presentes, que reclamaban la República.
La viuda de Camacho, Josefina Samper, agradeció al final del acto, tras los acordes de La Internacional, las muestras de apoyo y recordó unas recientes palabras del líder sindical en las que decía que «si uno se cae, se levanta inmediatamente y sigue adelante».
En la presentación del acto, Grandes señaló que Camacho fue uno de los verdaderos padres de la democracia, de las libertades y de los derechos, cuya figura no morirá nunca.
La escritora indicó que era mucho más que un hombre bueno, un ser insustituible que defendió por encima de todo la dignidad de la clase obrera y que se convirtió en una pieza clave de la memoria de la izquierda española.
Marcel Camacho dio un repaso a la vida de su padre, «rehén -dijo- del franquismo» y que luchó porque éste «no triunfara después de la muerte de Franco».
Destacó que el fundador de CCOO comentaba que la democracia se había quedado a las puertas de las fábricas y que siempre hablaba entre sus objetivos de «libertad, justicia social, y paz, pero siempre igualdad».
Centella, por su parte, incidió en que «Marcelino vive y la lucha continúa, porque no se han alcanzado los objetivos» y añadió que intentaron doblegarlo por las buenas y por las malas, «pero siempre tuvo claro su comunismo y la defensa de los trabajadores».
Fernández Toxo agradeció las muestras de generosidad y de reconocimiento unánime de toda la sociedad española a Camacho «desde su peluquero a la Familia Real», momento en el que fue abucheado por algunos de los asistentes al acto.
Además, aseguró que Camacho tuvo tres amores, su familia, su partido y su país, y un sueño: comandar con CCOO la unión de la lucha de la clase obrera, algo que «desafortunadamente no se cumplió"; pero añadió que, a cambio, «nos dejó ese gesto de la dimisión en el Parlamento en 1981 demostrando que se puede ser comunista y luchar por una organización obrera independiente».
Entre los gritos más coreados destacaron «la lucha sigue, Marcelino vive», «aquí se ve la fuerza del PC», «CCOO sindicato trabajador» y «viva la lucha de la clase obrera».
El ex secretario general del PCE, Santiago Carrillo, entre otros, acompañó en el homenaje y en el entierro a la viuda de Camacho.
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