El Gobierno de coalición llegó a un acuerdo el año pasado para introducir una legislación durante su mandato de cuatro años que permita la distribución controlada de cannabis en tiendas autorizadas. Muchos países de la región ya han legalizado el cannabis para fines medicinales limitados, incluida Alemania desde 2017. Otros han despenalizado su uso general, pero no lo han legalizado. Según el documento, el autocultivo privado se permitiría de forma limitada.
Además, las investigaciones en curso y los procedimientos penales relacionados con casos que ya no son ilegales se terminarán. El Gobierno también introducirá un impuesto especial sobre el consumo y desarrollará programas de educación y prevención del abuso de cannabis. La legalización del cannabis podría reportar al país unos ingresos fiscales anuales y un ahorro de costos de unos 4.700 millones de euros (4.700 millones de dólares) y crear 27.000 nuevos puestos de trabajo, según una encuesta realizada el año pasado.
Alemania presentará el documento a la Comisión Europea para su evaluación previa y sólo elaborará un proyecto de ley cuando la Comisión apruebe el plan, añadió el ministro. «Si la Comisión de la UE dice que no al enfoque actual de Alemania, nuestro Gobierno debería buscar soluciones alternativas. No limitarse a decir: Bueno, hemos hecho todo lo posible», dijo Niklas Kouparanis, director general del Grupo Bloomwell, una de las mayores empresas alemanas de cannabis. La asociación de farmacéuticos de Alemania advirtió de los riesgos para la salud de la legalización del cannabis y dijo que pondría a las farmacias en un conflicto médico.
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