De esta forma, la organización militar ha rechazado la idea de fijar «esferas de influencia» en Europa. «Siempre responderemos al deterioro de la seguridad, también a través de fortalecer la defensa colectiva. La OTAN se mantiene vigilante y continuará evaluando la necesidad de reforzar el flanco oriental de la Alianza», ha reiterado. La Alianza Atlántica ha rechazado de plano las últimas reclamaciones hechas por el Gobierno de Rusia, después de que insistiera en que uno de los elementos clave de su propuesta de seguridad es «la retirada de fuerzas extranjeras, equipamiento y armas y otros pasos para volver a la configuración de 1997 en los territorios de los países que no eran miembros de la OTAN en esa fecha».
«Eso incluye Bulgaria y Rumanía», ha dicho en un comunicado. Esta petición llega en medio del aumento de las tensiones durante los últimos meses por los 140.000 efectivos que Rusia ha desplegado en la frontera con Ucrania y que hace temer una nueva agresión a Kiev. Como telón de fondo está una cuestión que en la Unión Europea consideran aún más preocupante, como es la aspiración de Rusia a establecer una esfera de influencia y vetar el futuro ingreso de vecinos como Ucrania o Georgia en la OTAN, lo que representa también un reto a la propia UE, ya que la exigencia se extendería a Estados miembros como Suecia o Finlandia o, como en el caso de la retirada de fuerzas, a Bulgaria y Rumanía.
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