La policía cree que Akilov, un hombre de 39 años de la república de Uzbekistán, era el conductor de un camión de cerveza robado que embistió a peatones en una concurrida calle de la capital sueca el viernes y luego se estrelló en una tienda comercial.
«Su posición es que admite un delito de terrorismo y por lo tanto acepta que será detenido», dijo Johan Eriksson, el abogado que representa a Akilov, en una audiencia en la corte para decidir si debía seguir bajo custodia.
La corte resolvió mantener detenido al sospechoso y revocar el arresto de un segundo sospechoso.
Akilov, que en la corte lo sentaron entre su abogado y un traductor, fue arrestado horas después del ataque. Al momento de ser detenido, ya era buscado por la policía por no cumplir con una orden de deportación.
Servicios de seguridad dijeron que manifestó simpatía hacia organizaciones extremistas, entre ellas Estado Islámico, pero no lo consideraban una amenaza militante.
Akilov pidió que su abogado defensor fuera reemplazado por un musulmán suní, pero la corte negó su solicitud, mostraron documentos.
El ataque destruyó cualquier sensación de los suecos de estar aislados de la violencia militante que ha afectado otras partes de Europa, pero los políticos han adoptado una postura desafiante y han afirmado que Suecia seguirá siendo una sociedad abierta y tolerante.
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