«Desde las entidades que nos dedicamos a luchar contra la discricriminación racial o étnica observamos con preocupación este tipo de atentados por cuanto van generando una llamada al rechazo a una comunidad muy concreta, que es la islámica, y su traducción en actos violentos contra esta comunidad», ha declarado.
Mazquiarán defiende que «es responsabilidad de los gobiernos transmitir a la ciudadanía que se debe diferenciar absolutamente una creencia religiosa con unos atentados absolutamente deleznables». «Si bien se perpetran en nombre de un supuesto islam o de una determinada rama, la comunidad islámica, que es diversa en su conjunto, los condena enérgicamente, precisamente porque se hacen en su nombre», ha recordado.
A lo largo de la jornada han proliferado en redes sociales los mensajes contra el Islam, promoviendo un discurso del odio que según Mazquiarán, «no sólo se combate con actuaciones penales, se combate con educación, pedagogía y contrarrestándolo desde también las propias redes transmitiendo un mensaje de inclusión y protesta contra acusaciones dañinas y absolutamente gratuitas contra toda una comunidad de millones de personas».
Según afirma, en España lo que se da es ese tipo de islamofobia y no tanto la violenta, pues si bien existen actuaciones discriminatorias, tienen cuantitativamente más impacto los discursos de odio y los «microracismos» o expresiones cotidianas de rechazo hacia personas en apariencia practicantes del Islam, como poner trabas en el acceso a un alquiler, cambiar de asiento en el autobús por no coincidir con alguien que lleva pañuelo o las miradas en los espacios públicos.
No obstante, Mazquiarán recuerda que según el Ministerio del Interior, las actuaciones violentas han aumentado un 11% desde 2014, cuando se levantaron 63 actas policiales por delitos de odio con un móvil de discriminación religiosa (en el grueso de los casos contra musulmanes) frente a las 70 abiertas en 2015.
«Esos setenta atestados no reflejan la fotografía de la islamofobia en este país, primero porque el número de denuncias de estos delitos es muy bajo, la Agencia Europea de Derechos Fundamentales (FRA) estima que el 80% no se denuncian. Por otro lado, porque la islamofobia tiene un tono muy acusado de discurso, no ya tanto de violencia, contrario a la comundad islámica y ese discurso está generado en muchas ocasiones por representantes políticos, que sería la parte más grave», ha comentado.
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