No fue Obama quien anunció esa decisión, sino primero altos funcionarios de su Gobierno y, después, en su conferencia de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, que repitió una y otra vez que la estrategia del presidente no ha cambiado, y que ese despliegue es solo una «intensificación» de la actual campaña contra el EI.
Pero lo cierto es que el contingente autorizado, de las Fuerzas de Operaciones Especiales e inferior a 50 miembros, sí representa un cambio sustancial en la postura de Obama, quien desde que empezó el conflicto en Siria hace más de cuatro años se había opuesto a la presencia de tropas estadounidenses sobre el terreno en ese país.
Además, este despliegue se produce apenas un mes después de la entrada de Rusia en el conflicto sirio, con sus fuerzas dando apoyo al régimen del presidente Asad y atacando a todos los opositores, incluidos los insurgentes del EI.
Según detalló Earnest, las tropas enviadas por Estados Unidos se ubicarán en una zona del norte de Siria controlada por los kurdos para asistir y mejorar las capacidades de la oposición «moderada» a Asad que combate en esa región contra los yihadistas.
Su misión principal será ayudar a coordinar los esfuerzos de esos rebeldes y de la coalición internacional de 65 países que bombardea desde el aire desde al año pasado posiciones de los yihadistas tanto en Siria como en Irak.
Earnest precisó que el contingente autorizado por Obama no estará «en misión de combate», aunque admitió que no se puede negar que esas fuerzas especiales afrontarán situaciones «de riesgo» y «estarán equipadas para defenderse».
Tampoco descartó el portavoz el envío de más tropas en el futuro, pero puntualizó que Obama sigue creyendo que «no hay una solución militar» al conflicto sirio y también que Asad ya no tiene «legitimidad» para continuar en el poder.
En 2013, Obama estuvo a punto de autorizar una acción militar «limitada» contra el régimen de Asad, a raíz de las denuncias sobre el uso de armas químicas contra la población civil, pero finalmente dio marcha atrás y decidió seguir confiando en la diplomacia.
El presidente estadounidense también se ha resistido a proporcionar armas a los rebeldes sirios y este mismo mes el Pentágono anunció una «pausa» en el programa diseñado para entrenar y equipar a opositores «moderados», al reconocer que no ha tenido impacto en el campo de batalla.
La oposición republicana ha sido muy crítica con la gestión de Obama ante la guerra siria y muchos consideran que la falta de una estrategia clara por su parte ha contribuido a dar más voz a países como Rusia e Irán, aliados de Asad, en las negociaciones para tratar de poner fin al conflicto.
Los altos responsables de 19 países, reunidos este viernes en Viena en una cumbre multilateral sobre Siria, acordaron que bajo los auspicios de la ONU se exploren las modalidades de un alto el fuego en todo el país, mientras que se prosigue en paralelo un renovado proceso político.
Por su parte, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, dijo que esa reunión de Viena marca «el comienzo de un nuevo proceso diplomático» para poner fin al conflicto en Siria, el más «prometedor» hasta ahora porque está centrado «en el futuro» y no en las causas de la guerra civil.
Los cambios anunciados hoy por la Casa Blanca en la estrategia contra el EI no se circunscriben solo a Siria e incluyen también el traslado a la base aérea de Incirlik, en Turquía, de aviones de ataque A-10, que prestan apoyo a tropas de tierra, y de cazas F-15, así como aumentar la ayuda militar a Jordania y Líbano.
Asimismo, Obama ha dado instrucciones para que se consulte con el Gobierno iraquí el establecimiento de un grupo de trabajo de las Fuerzas Especiales en ese país, donde EEUU ya tiene asesores sobre el terreno para la campaña contra los yihadistas.
Hoy, el presidente conversó por teléfono con el primer ministro de Irak, Haidar al Abadi, sobre la campaña en curso para contra el EI en Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar, de acuerdo con la Casa Blanca.
Esta misma semana, el secretario de Defensa de EEUU, Ashton Carter, habló en una audiencia en el Congreso del reforzamiento de la campaña militar contra el EI en Irak y Siria, que se traducirá, según dijo, en más ataques aéreos y «acciones directas sobre el terreno».
Además, Obama acaba de nombrar a Brett McGurk como su nuevo enviado especial para la coalición internacional contra el EI, en sustitución a partir del próximo mes del general John Allen, quien ejerce ese cargo desde septiembre de 2014.
Obama también renunció este mes a su promesa sobre la retirada completa de las tropas de Afganistán con una nueva prolongación de la misión militar estadounidense en ese país que contempla mantener a 5.500 soldados cuando termine su mandato, en enero de 2017.
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