¿Cuántos estadounidenses hay que matar para que su país se retire de Oriente Medio? Ésta tenebrosa pregunta circulaba por la cabeza del líder de Osama Bin Laden antes de que un comando especial estadounidense acabase con su vida el pasado 1 de mayo, según se desprende de su diario encautado.
En él se recoge cómo el líder de Al Qaeda estaba convencido de que solo una matanza similar a los atentados del 11 de septiembre -en los que murieron 3.000 personas- era necesario como elemento de impacto que cambiase la política estadounidense en la región. De hecho, Bin Laden insistía a sus seguidores de que un goteo de pequeños atentados no tendría el efecto deseado.
Interés mórbido
El mórbido interés de Bin Laden por un nuevo atentado masivo es el dato más llamativo del «tesoro» encontrado en la residencia del líder de Al Qaeda de Abbottabad (Pakistán) por los agentes de inteligencia de EEUU, que analizan cinco ordenadores, 100 dispositivos de almacenamiento digital y un diario escrito a mano del propio Bin Laden.
Los agentes han detallado cómo de este material se desprende que el líder terrorista seguía pensando en ataques pese a que su red estaba relativamente a la defensiva. Es más, aunque no tenía la habilidad de coordinar directamente ataques específicos desde Abbottabad sí que poseía información de cada gran atentado planeado.
Así, Bin Laden estaba en contacto con las células de Al Qaeda más peligrosas alrededor del mundo que se asumía que trabajaban independientemente de su líder, tal y como su rama en Yemen, que se ha convertido en uno de los principales centros de la actividad de la red.
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