«Nos dispararon desde dentro de la iglesia, hay armas escondidas en esta y en todas las iglesias del país», aseguró ayer, frente a Mar Mina, un hombre que prefirió no identificarse y que junto a varios cientos de musulmanes armados con hierros y palos insistían en su intención de entrar en el templo. Sin embargo, no se ha sido posible establecer quién empezó el enfrentamiento, en el que también se utilizaron cócteles molotov, ni quien comenzó los disparos, tal y como comentó la televisión pública egipcia. La tensión era palpable en el ambiente a pesar de la presencia de dos decenas de vehículos de la Policía y seis vehículos blindados del Ejército, que cerraban los accesos a la iglesia.
Nervios y tensión
Jóvenes adolescentes, niños y algunos hombres que parecían seguidores de la rigorista corriente islámica salafí, se movían nerviosos, palos en mano, buscando la manera de acercarse al templo. El nerviosismo fue creciendo durante de la mañana, a pesar, incluso, de la visita del ministro de Interior, Mansur Aisawi, que intentó tranquilizar los ánimos.
Al mediodía, se produjo un nuevo tiroteo y otras cinco personas resultaron heridas. Para evitar que el problema se desborde, el Gobierno ha celebrado una reunión de emergencia y el primer ministro, Esam Sharaf, ha cancelado una gira por los países del golfo Pérsico.
Por su parte, el Ejército ha anunciado que 193 personas han sido detenidas en relación a los sucesos, en los que 143 ciudadanos resultaron heridos -varios de ellos graves-, y precisó que los sospechosos tendrán que responder ante tribunales militares.
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