Los hechos se registraron en la población de Khar, capital del distrito de Bajaur, donde un suicida detonó la carga explosiva que portaba frente a un dispositivo de la Policía regional, informó a Efe una fuente oficial.
De acuerdo con esta versión, 42 civiles y un guardia fallecieron en la explosión, que causó heridas a otras 64 personas, incluidos cuatro miembros del cuerpo policial.
El atentado tuvo lugar cerca de varios edificios de la Administración pública y no muy lejos de un centro de distribución de raciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, donde cientos de personas desplazadas por el conflicto en el noroeste del país asiático se habían congregado a esas horas.
Una portavoz del organismo multilateral, Israt Rizvi, aseguró que ningún trabajador paquistaní o extranjero resultó afectado por la explosión, aunque los medios del país surasiático informaron de que el PMA suspendió sus operaciones tras el suceso.
Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona atacada, donde se impuso el toque de queda, y los heridos fueron trasladados al principal hospital de Khar.
El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, calificó el ataque como "una actividad brutal de insurgentes que no tienen respeto por lo humano y la religión" y ordenó la apertura de una investigación sobre lo sucedido.
Guilani subrayó que los integristas están huyendo porque "el pueblo valiente de Pakistán está unido contra ellos", según un comunicado oficial.
Bajaur es una de las siete demarcaciones que forman las Àreas tribales administradas federalmente (FATA), un territorio inestable y limítrofe con Afganistán en el que buscan refugio miembros de facciones talibanes y de otros grupos extremistas como la red Al Qaeda.
En los últimos tres años, el Ejército paquistaní ha lanzado sucesivas operaciones contra la insurgencia en casi todas estas demarcaciones, aunque con un éxito desigual y rara vez duradero.
El atentado de hoy en Bajaur llega después de que ayer viernes un grupo de 150 insurgentes atacase cinco puestos de la guardia fronteriza paquistaní en la demarcación vecina de Mohmand. Este suceso se saldó con la muerte de 24 integristas y tres soldados.
"El Ejército controla la mayor parte de estas áreas (las FATA) pero su control es muy débil y los grupos insurgentes tienen aún una gran capacidad para lanzar ataques de vez en cuando", observó a Efe el analista militar paquistaní Hasan Askari Rizvi.
Rizvi agregó que por el momento la comandancia militar ha optado por emplear para sus ofensivas antitalibanes en la mayor parte de las FATA al cuerpo de la guardia fronteriza y no a tropas convencionales, tal y como ha hecho en operaciones de gran envergadura.
La guardia fronteriza, cuya preparación y equipamientos no se hallan al nivel de las tropas regulares, está integrada por soldados autóctonos de etnia pastún, la propia también de los talibanes.
Ayer, EEUU entregó a Pakistán 633 millones de dólares por los gastos en los que ha incurrido en su lucha contra los insurgentes.
Esta donación forma parte de un programa de ayuda para fines militares en virtud del cual Islamabad ha recibido 8.760 millones desde 2001.
El Gobierno estadounidense tiene en Pakistán un aliado clave en la lucha contra el terrorismo y para la estabilización del vecino Afganistán, y presiona en los últimos meses para que se amplíen las actuales ofensivas al bastión integrista de Waziristán del Norte.
Pero por el momento, la comandancia paquistaní es reacia a enfrascarse en una nueva operación en esta región tribal y alega que sus tropas ya están ocupadas en numerosos frentes así como en las tareas de asistencia a los afectados por las inundaciones del pasado verano.
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