Ahmadineyad, que llegó a primera hora de ayer para una visita de dos días, fue aclamado por miles de personas en la capital del país, Beirut. La visita ha provocado recelos en Israel y Estados Unidos, básicamente porque mañana el presidente iraní se trasladará hasta la frontera de Líbano con Israel.
Acto de masas
Ahmadineyad insistió en las líneas habituales de su discurso durante un acto de masas organizado por su principal aliado político libanés, el grupo chií Hizbulá, en sus feudos del sur de Beirut. El gobernante iraní acusó a los «países arrogantes» de Occidente de «dar rienda suelta» a Israel «para perpetrar masacres», y también los culpó de «provocar la discordia y la tensión en Oriente Medio».
Mientras, la Casa Blanca calificó ayer de «provocadora» la visita a Líbano de Ahmadineyad y denunció que el mandatario de la República Islámica olvida las condiciones económicas y sociales por las que atraviesa su país. El portavoz presidencial Robert Gibbs denunció que Ahmadineyad «continúa sus métodos provocadores», incluso «cuando deja a su país sumida en el desastre y confusión económica como resultado de sus acciones, que han llevado a sanciones internacionales de gran impacto».
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