Sólo los diputados de la mayoría conservadora apoyaron un texto que acabará con la jubilación a los 60 años introducida en 1982 por el entonces presidente de la República, François Mitterrand, y que han defendido intensamente los sindicatos.
Así, el texto recogió 329 votos a favor, mientras que 233 diputados, de la oposición de izquierdas y los centristas tradicionalmente aliados con el Gobierno, votaron en contra.
Lo hicieron al término de un maratón parlamentario en el que, unos y otros, utilizaron las armas a su alcance en un tira y afloja que duró toda la noche y acabó a primera hora de la tarde.
Mayoría en el Senado
La reforma deberá ahora pasar por el Senado, donde puede ser enmendada, aunque allí el partido conservador del presidente Sarkozy también cuenta con mayoría suficiente para sacar adelante el cuerpo de la reforma, el retraso de la edad de jubilación.
Será la siguiente etapa de la vía parlamentaria del texto, que también se enfrenta a una gran contestación en las calles, azuzada por los sindicatos que prometen una movilización cada vez mayor para acabar con la reforma.
Hasta en cuatro ocasiones han convocado ya una huelga general contra este proyecto y, en cada una de ellas, han asegurado superar el número de manifestantes.
Pese a las movilizaciones, Sarkozy no tiene previsto renunciar al núcleo de la reforma, aunque ha abierto la puerta a alguna suavización en lo que se refiere a los oficios más duros y a las carreras más largas.
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