Brown anunció su renuncia a la jefatura del Gobierno en una emotiva declaración, junto a su esposa Sarah, frente al número 10 de Downing Street, residencia del primer ministro británico.
Posteriormente, se trasladó al palacio de Buckingham para reunirse con la reina Isabel, trámite necesario antes de invitar al líder «tory» a «intentar formar Gobierno», algo en lo que trabajaron durante toda la jornada las comisiones negociadoras del Partido Conservador y el Partido Liberal Demócrata.
Gobiernos laboristas desde 1997
Terminaron así casi tres años de Brown como jefe del Gobierno y 13 años de Ejecutivos laboristas en Londres, desde que Tony Blair ganó las elecciones al conservador John Major en 1997.
Con la voz quebrada, Gordon Brown se despidió con un agradecimiento especial a su esposa Sarah y a sus más directos colaboradores y se trasladó en su coche oficial a palacio, después de posar para los fotógrafos junto a sus dos hijos.
Brown manifestó en su declaración que fue «un privilegio servir» como primer ministro durante este tiempo, expresó sus mejores deseos para su sucesor en el puesto y añadió que su dimisión como líder del Partido Laborista también tendrá efectos inmediatos.
Fuentes cercanas a Brown informaron a la agencia local de noticias Press Association (PA) que su intención ahora es retirarse de la política y que por lo tanto renunciará a su acta como parlamentario obtenida en las elecciones del pasado jueves.
En este sentido, se refirió al cargo de primer ministro como «el segundo trabajo más importante que podría tener» y afirmó que su marcha le va a permitir «apreciar incluso más el primer trabajo más importante que podría tener, como esposo y como padre».
Trece años en Downing Street
Este escocés de 59 años ha pasado la mitad de su vida metido en política y ha vivido en Downing Street durante los últimos 13 años, una década como ministro de Economía en el número 11 de la calle y los otros tres como primer ministro en el número 10.
Los tres años como primer ministro han sido muy turbulentos, con la peor crisis económica desde la II Guerra Mundial y el rechazo que su gestión generó incluso dentro de su partido, pero Brown señaló que se ha sentido un privilegiado por poder dirigir el país.
«Sí, me encantó el trabajo (...), no por su prestigio, los títulos y la ceremonia, que no me gustaron nada, sino por su potencial para hacer de este país que amo, un país más tolerante, más verde, más democrático, más próspero y más justo», dijo.
Brown reivindicó su tarea como primer ministro en un entorno económico muy difícil y subrayó: «siempre he querido hacer lo mejor en el interés del Reino Unido, de sus valores y de su gente».
Su declaración terminó con un recuerdo para el sacrificio de las fuerzas armadas y de sus familias y con un: «gracias y adiós».
A continuación se giró hacia la puerta para unirse a Sarah y sus hijos John y Fraser, y alejarse caminando del 10 de Downing Street.
Su marcha deja el paso franco a Cameron para que se pueda mudar hoy mismo a la residencia oficial del primer ministro, una vez que se confirme oficialmente que su partido y los liberaldemócratas tienen un acuerdo para la formación de un nuevo Gobierno.
Cameron, de 43 años, será el primer ministro británico más joven desde que Lord Liverpool accedió al cargo en 1812.
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