Imágenes de los últimos actos de los candidatos a la presidencia. | Agencias

La suerte está echada. Se acabó. Dos semanas después la campaña toca a su fin. Quince días que terminan casi, casi, como empezaron. Con las mentiras cruzadas, los peajes de quita y pon, las fotos incómodas del pasado, las acusaciones por la ley del ‘solo sí es sí', o el abuso del Falcon, como arietes electorales.

Socialistas
Los socialistas, con Pedro Sánchez a la cabeza, partían mermados de fuerzas tras el fracaso vivido en mayo en las elecciones autonómicas y municipales, pero ahora, al menos en público, confían en la «remontada». En Ferraz dicen que han ido «de menos a más» mientras que el propio Pedro Sánchez ha avisado de que «hasta el rabo todo es toro». Su «quiniela» es que el PSOE sea primera fuerza y Sumar, tercera, lo que permitirá «otros cuatro años de gobierno de coalición progresista». El presidente del Gobierno auguró ayer una victoria «rotunda» para el PSOE el 23-J en el mitin de cierre de campaña, donde aseguró que su partido está «imparable» frente a «una derecha y ultraderecha absolutamente desfondada», y pidió votar «todo al rojo».

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Por contra, el PP de Alberto Núñez Feijóo acudía a las urnas con la inercia de su victoria de mayo y el viento a favor en las encuestas. Con algunos altibajos, todos los sondeos han mantenido esa tendencia. El PP ganaría con claridad aunque todo indica que necesitará de algún tipo de colaboración de Vox para conseguir investir a Feijóo. Eso, siempre y cuando el PSOE no facilite su investidura con una abstención, cosa harto improbable, al menos con los actuales protagonistas.
Evitando riesgos, Feijóo planteó una campaña conservadora, con un solo debate cara a cara con Sánchez del que salió reforzado, según los analistas. Sin embargo, al candidato del PP le han vuelto a perseguir esas fotos de los años 90 con Marcial Dorado, de las que ha tenido que responder día sí, y día también.

Este viernes, el candidato del PP se veía obligado a volver a dar explicaciones por su relación con el narcotraficante Dorado y lo hizo levantando de nuevo polémica. Feijóo confesaba que cuando lo conoció, Dorado «había sido contrabandista, nunca narcotraficante» y que «jamás, nunca» ha tenido «nada que ver con la actividad final de este señor». Una relación que Sánchez ve «inquietante» y hasta el líder de ERC, Oriol Junqueras, sin demasiado protagonismo en la campaña, ha terciado en la polémica y ha considerado que el hecho de que Feijóo intente excusarse distinguiendo entre narcotraficante o contrabandista «da una buena idea de su nivel ético y moral». En su cierre de campaña, en A Coruña, arropado por seis mil personas, Feijóo puso por «testigo» su labor al frente de la Xunta de Galicia durante casi 14 años y pidió el voto al PP para ser un «presiente de fiar» de toda España.

Sumar
Todo hace indicar que solo hay dos candidatos, Sánchez y Feijóo, que pueden ser investidos, pero hay otras dos candidaturas que casi con total seguridad tendrán la llave de La Moncloa. Sumar a la izquierda, y Vox a la derecha. Tras un comienzo de campaña algo flojo por el duro acuerdo con Podemos para conformar la candidatura, la líder de Sumar, Yolanda Díaz, cerró ayer en Madrid ante cuatro mil seguidores convencida de que «hay remontada», que hay posibilidades de ganar el 23-J porque Sumar «ha cambiado el guión de la historia» convirtiéndose en decisiva para colocar «a Feijóo y a la extrema derecha en la oposición». «Cambió todo esta semana, lo digo de corazón, podemos ganar, no soy una gran entusiasta, os lo digo con datos... Es verdad, tengo datos», enfatizó Díaz.

Vox
Vox, por su lado, alerta del peligro del voto útil que reclama el PP y ha pedido a sus votantes que confíen en su candidatura como única vía segura de desalojar al «sanchismo» de la Moncloa.
Ante unas cinco mil personas, llamó a la movilización masiva y pidió el voto para Vox frente a un PP que «blanquea» al PSOE con sus ofertas de pactos y arriesga la posibilidad de echar a Pedro Sánchez del Gobierno.