Desde hace décadas Alemania es uno de los dos grandes mercados emisores de turismo a España y el primero a Mallorca, nuestra isla preferida, según los medios germanos. Los que se lo han podido permitir han adquirido casas, mientras que las clases medias vienen un par de semanas al año.

En Alemania forman parte de las clases medias los obreros del sector del automóvil y de sus servicios auxiliares. Con sueldos superiores a los 4.000 euros mensuales se pueden permitir esas vacaciones, organizadas, tradicionalmente, por unos turoperadores muy eficientes a precios competitivos, pero hay nubarrones en el horizonte: las vacaciones son más caras por el aumento de las tasas relacionadas con la aviación, que han convertido a Alemania en el país más caro de Europa para volar. La economía se ha estancado y las previsiones para el año 2025 y más allá no son buenas. La industria automovilística está en crisis; Volkswagen ha llegado a un acuerdo con los sindicatos para eliminar 35.000 puestos de trabajo, la energía es cara por los costes de sustitución del gas ruso y la necesaria revolución digital avanza a un ritmo inferior al de otros países europeos.

Hace falta mayor inversión pública y hay margen para subir impuestos, pero el previsible nuevo gobierno tras las elecciones de febrero no será partidario de subidas, mientras que la otra forma de obtener ingresos, la emisión de deuda, está limitada por el límite constitucional.

En el ámbito político está por ver qué tipo de alianzas teje la CDU y cual el nivel que alcanza la extrema derecha de la AfD. Si los conservadores mantienen el cordón sanitario aplicaran medidas nacionalistas lo que repercutiría negativamente en el turismo al exterior.

La sociedad alemana también ha cambiado desde los años 60 en los que se inició el turismo masivo a nuestro país. La competencia a España como destino turístico ha aumentado. Las generaciones jóvenes tienen más opciones, hablan inglés y quieren conocer mundo mientras que las familias encuentran en Turquía un destino con buenas ofertas de todo incluido en hoteles de buena calidad y con amplias playas.

¿Deberíamos preocuparnos si perdiéramos cuota de mercado en Alemania en un momento en el que el debate se centra en el exceso de turismo? Por supuesto. Todos los profesionales saben lo difícil que es controlar el descenso. El mercado alemán es vital para algunos de nuestros destinos, especialmente Mallorca. El sector es bien consciente de esta situación y sabe que medidas debe tomar con el apoyo de las administraciones. Las ventajas competitivas de seguridad, proximidad, calidad de las infraestructuras, variedad y flexibilidad de la oferta garantizan una posición preponderante a nuestros productos turísticos al menos durante algunos años.