El sector automotriz atraviesa un momento de profunda transformación impulsada por la transición hacia los vehículos eléctricos y la creciente presión por la sostenibilidad. Las principales compañías enfrentan retos comunes: costes de electrificación y mantenerse competitivas en un entorno marcado por la incertidumbre económica global, la bajada de la demanda en diferentes regiones, no solo en China, y la guerra comercial en este sector.

Uno de los principales desafíos está siendo equilibrar la inversión en electrificación, en muchos casos motivada por cuestiones más legales que empresariales, con la rentabilidad. Dos de las principales cotizadas, Stellantis (Fiat, Lancia, Peugeot, Opel o Jeep entre otros) y, especialmente, Volkswagen han estado marcados por los costes asociados a la transición eléctrica y por la disminución de ventas.
Por otro lado, existen ejemplos de empresas que están mejor posicionadas para enfrentar esta coyuntura gracias a un enfoque claro hacia el segmento Premium. Aquí encontraríamos a Mercedes (aunque también ha sufrido) y, especialmente a Ferrari, que al contrario que sus competidores está cotizando casi en máximos históricos (en EEUU, a Tesla). Tal como vimos hace algunas semanas, no todo el lujo automovilístico lo está haciendo bien, las caídas en Aston Martin o Porsche están siendo muy profundas, incluso más que en motorizadores convencionales.

Otro factor importante es la guerra comercial. Si las ventas en China han bajado, la Unión Europea echa más leña al fuego y recientemente ha anunciado aranceles adicionales a los vehículos eléctricos importados desde allí. Esta medida busca contrarrestar lo que Bruselas considera prácticas de competencia desleal por parte de los fabricantes chinos, quienes se benefician de subsidios gubernamentales que les permiten ofrecer precios muy competitivos en el mercado europeo. Por lo tanto, debería sería bueno para los europeos, pero una respuesta china provocaría más daño (algo que podría estar descontado por el mercado).

Una opción para invertir en el mercado automovilístico, con menos riesgo sobre políticas ambientales, e incluso arancelarias, es hacerlo vía «componentes». Destacarían los fabricantes de automóviles donde encontramos a cotizadas tan importantes como las fabricantes de neumáticos Michelin o Continental. La teoría es que da igual quién venda más, todos necesitan unos neumáticos (incluso si no se venden, es una parte que hay que renovar de fomra obligada cada cierto tiempo). Esto lo podríamos extrapolar a otras compañías vinculadas con el sector del automóvil, con menos peso bursátil, como Valeo (recambios) o Diteren (lunas).

Es cierto que, como se puede ver en el gráfico, que hay cierta correlación entre Michelin y algunos de los motorizadores, pero también lo es, que entre algunos de ellos hay diferencias muy significativas.
De hecho comprar el ETF de este índice (fondo de inversión de gestión pasiva) permite invertir reduciendo riesgos directos de algunas de las compañías, en un entorno de malas noticias y de caídas de cotización, pero con unos ratios a los que cotizan algunas de ellas, posiblemente por un castigo excesivo del mercado, muy atractivos.