La realidad está siendo más dura de lo esperado y las últimas medidas tomadas para frenar el contagio, con la imposición del estado de alarma, va a provocar que de los 25 establecimientos que habían manifestado su intención quedar abiertos durante este invierno, acaben siendo tan solo tres.
REPOSICIONAR LA MARCA. Para combatir la incertidumbre y el estado de shock que ha provocado en el turismo la COVID-19, desde Ashome abogan por reformular la actividad y el papel del órgano de promoción turístico que dispone Menorca, para que centre su objetivo en el reposicionamiento de la isla como marca donde sobresalgan valores como la seguridad, la confianza o la salud integral. “Son objetivos que hemos trasladado al Consell Insular de Menorca y a la Fundació Foment del Turisme y que ellos también comparten para poder remar juntos en estos momentos tan complejos”, explica Azucena Jiménez, gerente de Ashome.
“Privilegiamos un destino seguro, natural, poco masificado e ideal para el cuidado y la ejercitación del cuerpo y la mente y todo ello se debe comunicar”, comenta Jiménez. Para la patronal, la disminución de desplazamientos provocado por la COVID-19 debe suponer también un enfoque del mensaje dirigido hacia un segmento medio-alto de población con capacidad personal y económica para viajar.
“La flexibilización en la distribución de las vacaciones o el teletrabajo pueden suponer nuevas oportunidades para Menorca”, añade. Otro de los aspectos en los que incide la patronal es potenciar el desarrollo de una plataforma digital multicanal que permita la reserva directa de alojamientos y actividades turísticas así como establecer en paralelo alianzas con compañías aéreas y navieras con un objetivo a largo plazo de generar mayor y mejor demanda hacia Menorca.
MEDIDAS PALIATIVAS. La patronal también ha elaborado un decálogo de medidas que ha presentado tanto al Consell Insular de Menorca como al Govern balear y que vienen enmarcadas en el ámbito laboral, fiscal y financiero para que las empresas puedan sobrevivir. En este sentido, Azucena Jiménez reconoce que los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) son la figura que está funcionando para hacer frente a la difícil situación pero pide a la administración una tramitación ágil y dinámica porque la casuística no es sencilla. “La flexibilidad a la hora de afectar y desafectar trabajadores de los ERTE, por ejemplo, debería mantenerse como una constante para poder adecuarnos mejor a las condiciones de trabajo y reducciones de jornada según las necesidades operativas”, explica la gerente.
En el ámbito fiscal se han solicitado medidas urgentes en materia tributaria a los ayuntamientos para que modifiquen las ordenanzas fiscales y se exima de aquellos impuestos o tasas locales durante el periodo en el que no se preste el servicio debido a la crisis.
Asimismo, tanto a nivel autonómico como a nivel estatal, también se ha trasladado una batería de propuestas que permitan, entre otras cuestiones, aplazar o suspender determinados tributos. “Toda medida que permita retener liquidez a las empresas ayudará a su supervivencia”, detalla la gerente.
Desde el punto de vista financiero también está batallando ahora con prorrogar los plazos de devolución de los créditos ICO que se firmaron al inicio de temporada. Cualquier estímulo que puedan recibir puede contribuir a una menor destrucción de tejido empresarial.