Alfonso Rojo es el presidente de la Petita i Mitjana Empresa d’Eivissa i Formentera. | DANIEL ESPINOSA

El presidente de la PIMEEF, Alfonso Rojo, señala que el gran problema de los pequeños y medianos empresarios en las Pitiüses es el intrusismo y lamenta que las administraciones no tengan los medios suficientes para combatirla.

¿Cómo le está yendo la temporada al pequeño y mediano empresario en las Pitiüses?
La temporada está siendo un poco atípica porque no a todos los sectores les está yendo igual. Sí es verdad que la tan deseada desestacionalización que pedíamos más o menos se está cumpliendo y la primavera empieza a ser buena, aunque este año hizo mal tiempo y los visitantes de last minute quizás se pudieron retraer a la hora de contratar. En primavera a todos los sectores les fue bien a excepción del náutico, en el que se notó el mal tiempo, pero en los meses de temporada alta, julio y agosto, la gente viene con un presupuesto cerrado, y como hablamos de precios relativamente altos en alojamiento y en restauración y mucho de este presupuesto se va en el viaje y en la estancia, pues todo el resto del consumo se retrae.

¿Eran otras las perspectivas después de dos temporadas récord en 2016 y 2017?
No, ya sabíamos que habíamos tocado techo y no íbamos llegar más arriba, teníamos muchos inputs que nos lo decían. El brexit ya dijimos que no se iba a notar hasta este año y teníamos clara la bajada que habría cuando los otros destinos del Mediterráneo despertasen. Para las pymes no ha sido una sorpresa.

¿Atribuye la bajada de turistas en julio y agosto, principalmente, al auge de destinos competidores?
Yo pondría en una balanza tanto la apertura de nuevos mercados como el alto coste de los meses punta en las Pitiüses. El discurso de que somos un destino caro no nos gusta, no nos viene bien, porque hemos visto a gente que se ha retraído de venir. Los inputs que llegan de, por ejemplo, los programa nacionales de televisión sensacionalistas, y lo digo con letras mayúsculas, no muestran la realidad y han hecho mucho daño, porque el que haya estado en su casa de Zamora o de Lugo viendo estos programas habrá dicho: “A Ibiza no se puede ir porque es muy caro”. Este runrún de que somos caros nos ha hecho daño.

Una de las principales quejas de los comerciantes es que hay muchos turistas, pero que gastan poco.
Esto lo hemos notado con el turista de cruceros. Bienvenidos sean los cruceristas, pero hace años que este tipo de turista ha dejado ser de alto standing. Los cruceros se han popularizado y viene un cliente muy de todo incluido y el gasto en el puerto es significativamente más bajo que años atrás. Y tampoco nos vamos a engañar: hay un exceso de oferta de todo.

¿El intrusismo sigue siendo uno de los grandes problemas de las pymes?
Sigue siendo nuestro caballo de batalla. En estas temporadas de bonanza lo hemos denunciado y cuando la actividad ha bajado un poco se ha notado más este intrusismo que, en cambio, no ha bajado. El mayor porcentaje de intrusismo que sufrimos viene de parte de extranjeros que vienen a hacer la temporada en la isla. Se ha producido un efecto llamada porque el negocio en España ha dejado de estar en la costa levantina y está en las Pitiüses. Habéis denunciado en vuestro periódico fotos con auténticos supermercados en las playas. Es una barbaridad.

¿Se combate suficiente este intrusismo desde las administraciones?
Sé que las administraciones hacen lo que pueden con los medios que tienen. Y lo digo con malestar porque cada vez que me reúno con dirigentes políticos lo que pido son plantillas adaptadas al volumen de trabajo que tenemos en las Pitiüses en verano.

No hay semana en la que no veamos que cierra algún comercio tradicional en la isla. ¿Es ley de vida o hay algún factor más que lo explique?
Una parte es ley de vida. En gran parte de estos comercios tradicionales el local es suyo, muchas veces hay una bajada de actividad importante en su sector, quizás no hay un recambio generacional, no porque no quieran seguir sino porque ven con esa actividad no pueden alcanzar los objetivos. En Vara de Rey cada vez vive menos gente. Se están montando muchos negocios de hostelería, pero hay otros servicios que se están dejando de dar porque no hay tanto movimiento. Y las medidas de control del tráfico pues no son fáciles de sumar. También sale mejor alquilar el local; ganas más en dos meses de alquiler que en un año de actividad.

Históricamente las pymes se han quejado de falta de inversión pública en red viaria, en saneamiento y en seguridad. ¿Se ha avanzado en los últimos años en este aspecto?
Se está pagando el haber crecido de manera muy rápida y ahora tenemos que poner parches continuamente. En cuanto a la red viaria, defendí en su momento el desdoblamiento de las carreteras, otra cosa es cómo se hizo y lo que tendremos que estar pagando de peaje en la sombra durante 40 años. En este sentido creo que hay políticos en la cárcel.

Este ha sido el primer mes de agosto desde 2012 en el que ha crecido el número de desocupados en las Pitiüses. ¿Es un síntoma preocupante?
En las pymes a principio de temporada teníamos las plantillas al completo y los contratos finalizarán a 30 de septiembre, en su mayoría. Las cifras del paro son un valor, pero no el termómetro de la realidad.

¿Les cuesta encontrar trabajadores a las pymes?
Estos últimos años sí porque el tema de la vivienda ha sido un auténtico lastre. En 2016 y 2017 los empresarios subimos los salarios para compensarlo. Esta temporada hemos tenido que cubrir las plantillas con gente que había por aquí. En el sector de la pastelería y en el de la cocina han tenido problemas para encontrar personal cualificado.