En verano las bolsas no paran y, aunque el volumen es muy inferior y por tanto los niveles técnicos no son tan fiables, es bueno buscar soportes y resistencias en los principales índices para valorar en qué escenario se invierte y buscar niveles de protección en caso de caídas bruscas; y por supuesto rentabilidades objetivo en subidas.
El IBEX español lleva prácticamente desde febrero con un movimiento lateral amplio, oscilando entre 9.300-9.400 y 9.800-10.000 (con la excepción de la primera quincena de mayo).
Precisamente este es el rango a tener en cuenta y el que permitirá ver hacia dónde se quiere dirigir: si lo rompe por abajo el siguiente soporte es muy cercano, los 9.200, y desde aquí podría haber caída libre hacia los 8.600 primero y los 7.800 después. Sin embargo, si lo hace por arriba habría que buscar un objetivo en 11.000-11.200.
Por su parte, el EuroStoxx también ha frenado caídas en niveles técnicos muy claros (los 3.350), e incluso en caso de perderlo, encontraría nuevos soportes en 3.300 y en 3.230. Por arriba puede afrontar una resistencia muy fuerte en el entorno de 3.530-3.480. Si la rompiera podría ser una señal muy clara de compra (sería parecida a la que hizo a finales del año 2016).
El DAX alemán está en una situación similar: ha hecho un doble suelo en 12.100 e incluso está consolidando los 12.400 (máximo histórico de 2015). Estos serían, junto a los 11.700, los soportes más fuertes. Por arriba, en caso de perforar las resistencias de 13.000 y 13.560 (su actual máximo histórico) podría tener vía libre a una nueva tendencia alcista muy provechosa.
El FTSE británico, en cambio, está intentando consolidar máximos históricos (7.800), lo que sería una gran noticia para los inversores. Por debajo, los 7.100 y los 6.700 son sus grandes soportes. En este caso hay que vigilar la libra, que está volviendo a caer, y utilizar fondos cubiertos si no cambia la tendencia.