Para un ciudadano de a pie, ¿por qué Balears está mal financiada?
Porque de la capacidad fiscal que aportan las Islas al conjunto del Estado, este les devuelve poco, tanto desde la financiación autonómica para los servicios comunes como para las inversiones del Estado en un Archipiélago que tiene su problemática. La renta balear está por encima de la media, aunque perdiendo posiciones, pero las desigualdades sobre esta media son manifiestas. La población autóctona de momento palía la falta de acción del Estado haciendo esfuerzos privados, pero mucha de la población recién llegada lo pasa mal sin un mínimo de acción social que esté a la altura de las aportaciones. Además el precio de la vivienda es prohibitivo para los jóvenes, los precios son elevados para todos e inflados para la demanda externa, las pensiones tienen menos capacidad adquisitiva y nuestro patrimonio natural padece: se vuelve inaccesible para los locales dada la presión foránea, está fragilizado por su uso y abuso, y nuestra lengua y cultura son bastante despreciadas. Y todo esto a pesar de que el Estado engorda sus divisas del turismo y su recaudación fiscal. Las Islas han sido y son solidarias con los pueblos de España. Con la nueva financiación y el Régimen Especial balear pedimos ahora un mínimo de reciprocidad.
Es un hecho que Balears aporta más de lo que recibe. ¿Se puede cuantificar?
Sí. Desde las llamadas cuentas regionales territorializadas hasta las balanzas fiscales de flujos de ingresos y gastos, podemos considerar una media de déficit de entre el 8% y el 14% del PIB. Como es anual y en términos de PIB total, coja la cifra que quiera y los valores absolutos son ingentes.
¿Cuál es su propuesta para mejorar la financiación?
Está en mi voto particular en la Comisión de Expertos de manera extensa. En resumen, un modelo basado en la capacidad fiscal, de soberanía tributaria compartida (cada uno con sus impuestos para financiar las propias competencias), aunque acordando un mecanismo de solidaridad. El nivelamiento horizontal, el de la solidaridad, ha de proceder de la mayor capacidad fiscal de todas las comunidades autónomas relativamente más ricas. Pero ha de ser acordado y no discrecional ni impuesto, con una regla de equidad identificable, tiene que ser parcial (para no erosionar la necesaria responsabilidad fiscal del beneficiario), centrado en los servicios fundamentales del estado del bienestar (no en todos los gastos cualquiera) y tiene que ser evaluable objetivamente en su destino, por periodos, a la vista de su contribución a reducir la desigualdad interna (la personal, que es la importante) de las comunidades receptoras. La solidaridad debe garantizar los servicios públicos; no iguales rentas medias relativas, que es un tema de desarrollo regional. Esta última tiene más que ver con la economía productiva privada que con la ocupación pública, y tiene que ser financiada en todo caso con palancas fuera del sistema de financiación autonómico ordinario, por ejemplo, revitalizando los Fondos de Compensación Interterritorial para infraestructuras productivas y capital.
Si vemos el informe de la mesa de expertos, Balears recibiría todavía menos de lo que recibe hoy. ¿Cómo es posible que tengan esa visión desde Madrid?
La comisión evidenció que este tema nunca generará acuerdo desde una posición regionalista unionista (de De la Fuente), autonomista (muchos otros expertos) o federalista como la mía (y algunos otros).
¿Tiene esperanzas de que el nuevo sistema de financiación vaya a mejorar la situación de Balears o va a acabar peor todavía?
No lo sé. Hace días que ya renuncié a seguir el día a día de las negociaciones, ahora sí, completamente políticas y en manos de la Conselleria, que creo que está haciendo el trabajo que le toca. Mi voluntariedad académica se agota cuando entra la negociación. Pero quiero dejar constancia de que si en un tema como este los partidos continúan haciendo batalla entre ellos en lugar de defender un interés común, vamos mal. Sea quien sea quién gane las elecciones, ya se lo encontrará, porque le tocará atender los múltiples problemas sociales con un zapato y una alpargata.
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