Robert Owen (1771-1858) fue un empresario y un socialista idealista británico considerado como el padre del cooperativismo. Owen defendía la posibilidad de desarrollar un sistema económico alternativo basado en la cooperativa. Su planteamiento era utópico, pero no irreal, porque pretendía sustituir el sistema capitalista por otro más justo e igualitario.

Ha pasado el tiempo y nos encontramos en un momento en el que las desigualdades entre personas y países están creciendo; se demanda una sociedad más justa, solidaria, democrática y sostenible, y, nuevamente, son las cooperativas, al frente de las empresas de economía social, las potenciales generadoras de una economía más inclusiva y sostenible, necesaria en el futuro de cualquier país o comunidad.

Así lo explica Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, cuando plantea que la economía mundial será volátil en el futuro y las cooperativas son el modelo que mejor puede enfrentarse a esos riesgos. Asegura que en la próxima década las cooperativas serán la única alternativa al modelo económico fundado en el egoísmo que fomenta las desigualdades.

Conscientes de ello, el Parlamento Europeo y la Comisión coincidieron el pasado octubre en Estrasburgo en la importancia y el auge que está adquiriendo la economía social como empresas de éxito para construir una Unión Europea más próspera y social. Durante el debate, la Comisión presentó su hoja de ruta para potenciar este modelo que, actualmente, cuenta con 2,5 millones de empresas en la UE que generan 14 millones de empleos y el 8% del PIB.

Simultáneamente, España se sitúa como referente al aprobar en Consejo de Ministros la Estrategia Española de Economía Social 2017-2020 (publicada en el BOE el pasado mes de marzo); es la primera que se aprueba en un país de la UE y contiene 11 ejes y 63 medidas destinadas a potenciar el crecimiento de este modelo que representa el 10% del PIB y el 12,5% del empleo. Esta iniciativa supondrá un impulso relevante para que la economía social ocupe un lugar estructural en las políticas económicas, tal y como reclama la UE, y no solo sea vista de manera coyuntural por su resiliencia demostrada en época de crisis.

De igual manera, esta lluvia de medidas llega a las comunidades, siendo Balears pionera al tratarse de una de las cuatro comunidades en implantar un plan de Impulso a la Economía Social. El Govern ha planteado 27 medidas recogidas en 5 ejes que prevén reforzar las líneas de ayudas y de subvenciones dirigidas tanto a las empresas del sector como a las organizaciones que fomentan la creación del tejido económico y social.

Sin duda, una apuesta política muy importante hacia este modelo empresarial que tiene como objetivo crear empleo, redistribuir la riqueza, reforzar los valores y construir una sociedad más justa e inclusiva.