Catalina Verdera, Joan Francesc Servera, Javier Olivares, Carles Manera, Josep Valero y Montserrat Puyol -Ferran Navinès y Salvador Clarí no aparecen en la imagen-.

El Consell Econòmic i Social (CES) se reactiva tras cinco años de suspenso. El catedrático de Economía Aplicada Carles Manera, experto en Historia Económica y con una amplia experiencia en la gestión pública y las instituciones, afronta la presidencia con mucha ilusión: “Este organismo se enmarca dentro del Estatut d’Autonomia y tiene como función esencial generar un punto de encuentro entre sindicatos, patronales y grupos profesionales para hacer estudios analíticos sobre la economía, la sociedad y el medio ambiente en Balears, así como también para elevar dictámenes al Govern, aunque no son vinculantes”, explica.

En concreto, el artículo 78 del Estatut d’Autonomia lo define como “el órgano colegiado de participación, estudio, deliberación, asesoramiento y propuesta en materia económica y social”.

El Consell Econòmic i Social se constituyó en 2001. El Govern de José Ramón Bauzá lo suspendió en 2012, entre otras medidas de ahorro para alcanzar el objetivo de déficit. Tras varios años en suspenso, el nuevo Govern de Francina Armengol recuperó el organismo en abril de 2016 por decisión del Consell de Govern y el 5 de julio del año pasado Carles Manera tomó posesión del cargo de presidente del CES.

El pleno del CES está formado por el presidente y 36 personas, distribuidas en tres grupos. En el Grupo I están representadas las organizaciones empresariales, con nueve miembros de CAEB y tres de PIMEM; el Grupo II representa a las organizaciones sindicales y está formado por seis miembros de Comisiones Obreras y seis de UGT; el Grupo III está formado por doce representantes de diferentes organizaciones sectoriales e institucionales (cuentan con un representante cada una las asociaciones del sector agrario, pesquero, la economía social, las asociaciones de consumidores y usuarios, la UIB, las organizaciones representativas de los intereses de las entidades locales y las asociaciones de protección del medio ambiente; finalmente, participan cinco expertos en materia económica, social o medioambiental).

Asimismo, cuenta con un plantilla de siete trabajadores: Josep Valero, secretario; Joan Francesc Servera, asesor jurídico; Ferran Navinès, asesor económico; Salvador Clarí, economista; Montserrat Puyol, experta en documentación; Javier Olivares, secretario, y Catalina Verdera, de administración.

El presupuesto del CES para el año 2018 es de 240.000 euros excluyendo el personal. Asimismo, el conseller Iago Negueruela dejó claro que los asistentes al pleno no percibirán ninguna dieta.

TAREAS. La tarea prioritaria del Consell Econòmic i Social es recuperar la tradicional Memoria Anual, un recopilatorio de información macroeconómica de Balears. “Ya tenemos una comisión que está trabajando en ello. En el plenario del 12 de diciembre aprobamos los contenidos y los equipos humanos. Lo trabajamos a través de la UIB, como se hacía antes, y se publicará entre octubre y noviembre de 2018, correspondiente a 2017. Será un volumen muy completo porque abarcará la macroeconomía, el mundo de la empresa, el medio ambiente, la sociedad, el mercado de trabajo...

Y en esta memoria habrá una innovación muy importante, que es una base de datos municipalizada, es decir, datos desagregados municipio por municipio y, en el caso de Palma, por distritos de la ciudad. Esto lo hacemos en colaboración con la UNED, la UIB y el Ibestat”, indica Manera, quien añade que trabajarán para ofrecer hasta el año 2017 las series económicas que se pararon en 2012. “El principal objetivo es que sea una información periódica y sostenible en el tiempo”, puntualiza.

Asimismo, el Govern ha encomendado al CES el estudio H2030, un trabajo de prospectiva para el horizonte 2030 que tiene que identificar los ejes estratégicos de actuación de los próximos 15 años con el objetivo de mejorar los niveles de bienestar. “Estudiaremos diferentes campos de actuación que van desde la economía del conocimiento, el cambio climático, la sociedad, el mercado de trabajo, la digitalización de la economía, la robotización... no es un plan estratégico de acción, sino una visión de hacia dónde pueden ir las grandes magnitudes de la economía balear planteando tres escenarios: bueno, malo y medio. Debería indicar que si seguimos en la vía actual tendremos una serie de problemas y contradicciones.

A partir de ahí, el Govern es quien debe decidir qué políticas implementa. En estos momentos estamos coordinado equipos y sobre todo leyendo. La robotización de las camareras de pisos y en las recepciones ya se está produciendo, y hay que ver cómo afectará a Balears, al igual que el cambio climático, la masificación turística, la demografía...”, explica.

Según comenta Manera, el estudio no se presentará antes de 2019 y seguirá la metodología del programa Balears 2000, que elaboró Miquel Alenyà en los años 80. Además, el catedrático de Economía de la UB Martí Parellada les ha asesorado dada su experiencia en prospectiva y planificación económica estratégica.

A este trabajo se añadirán las tareas asociadas a su función consultiva, ya que el CES tiene asignada la labor de emitir dictámenes no vinculantes en anteproyectos de ley, decretos legislativos, decretos del Govern o reglamentos de los consells insulares que regulen de forma directa y estructural materias socioeconómicas, laborales y de ocupación.

DIVERSIFICACIÓN. Carles Manera considera que “negligimos constantemente porque tenemos una riqueza económica que no ponemos en valor suficientemente”, y apostilla que “la economía balear está más diversificada de lo que parece”. “Turismo no solo son turistas, el sector terciario es muy diverso. Además, el proceso de desindustrialización es innegable, pero tiene puntas de activación en industria náutica y en nuevas tecnologías, por ejemplo”, añade, mientras explica que Son Espases, la UIB, el Parc Bit y el Parc de Tecnologies Ambientals forman “un gran polígono del conocimiento en Balears”.

Asimismo, el presidente del Consell Econòmic i Social cree que “hay que revisar las cifras de I+D+i de Balears, no se corresponden con la realidad de nuestra comunidad. Nos dan un 0,33% y creo que estamos en un nivel mayor de innovación, sobre todo en empresas hoteleras y de servicios de las economías terciarias maduras como la nuestra, que no están bien representadas en el INE”.

Eso sí, considera que “la productividad es el colesterol malo de la economía” y que es necesario afrontar dos retos: eliminar la precaridad del mercado laboral y la sostenibilidad del modelo económico.