Se ha sabido estos días que el número de turistas que visitan España ha crecido más de un 7% respecto al ejercicio anterior, desbacando así a EEUU de la segunda posición mundial y acercándose a Francia, que continúa líder. Las Illes Balears constituyen un verdadero referente internacional con una larga trayectoria en el sector, siendo, además, cuna de grupos de empresas líderes que han exportado conocimientos, práctica y estilo propio. Sorprende por tanto que como comunidad autónoma cuya primera actividad industrial la constituye el turismo no exista un CIT en sentido verdadero y claramente estructurado que nos permita afrontar con cierta garantía de éxito los nuevos retos que hay que afrontar; dar una respuesta eficaz a las necesidades cambiantes del turismo, mejorando la capacidad productiva del destino e impulsando la competitividad. Estableciendo, en fin, las políticas de fomento precisas y la evaluación del retorno de las inversiones que ello comporta.
El turístico es un entorno cambiante y complejo en que la incorporación de nuevos actores y canales es constante, donde la pluralización de las motivaciones del turista es permanente y la emersión de nuevos productos y destinos es creciente. Todo ello hace preciso que se actúe con inteligencia turística; sistematizando y manejando la gran cantidad de información con la que antes no contábamos y hoy tenemos, sin problema alguno, a nuestra disposición. Nunca supimos tantas cosas de la actitud de los clientes, de sus preferencias, de mil datos que podemos explotar de una forma inteligente si los sabemos manejar de forma adecuada. Otros ya lo están haciendo. Así es.
Las iniciativas de Business Intelligence llevadas a cabo en Costa del Sol, Madrid, Canarias, Alicante, Galicia y tantos otros lugares, con apreciables resultados en sus estrategias dedicadas a predecir el comportamiento de potenciales clientes o averiguar sus necesidades de futuro. Descubriendo tendencias en el mercado o aplicando la microsegmentación en los mercados emisores. Potenciando nuevas rutas aéreas o diseñando campañas de comunicación y la celebración de eventos de gran notoriedad, son un ejemplo de cómo puede canalizarse a través de un CIT, sólido, profesional y bien estructurado, la ingente cantidad de información y conocimiento del que disponemos.
Las transferencias al Consell a través de la Fundación Turismo Mallorca; la reorganización de la Agència de Turisme Balear y de la Fundación Turismo Palma de Mallorca 365 me llevan a pensar, lo digo en voz alta, que tal vez esta sea la ocasión, no solo para repensar el modelo turístico de Balears, sino también la puesta al día de las estructuras organizativas de la administración responsable de la política turística.