Jorge Drexler, Albert Pla, Jordi Savall, Manel, Love of Lesbian, Macaco, Mala Rodríguez, Antònia Font, Port Bo y un largo etcétera de artistas contemporáneos de la escena musical local y nacional han pasado por Es Claustre, un espacio de música, ocio y cultura situado al aire libre entre los muros de un antiguo claustro del siglo XVIII. Un escenario que ya forma parte del paisaje después de casi una década y que ha logrado consolidarse, ofreciendo una programación ecléctica y comprometida fuera del circuito más comercial.
Detrás de la iniciativa se encuentra Intramurs, una empresa nacida en 2008 y dedicada al desarrollo de proyectos, la gestión, la producción en el sector cultural y audiovisual. Un equipo pluridisciplinar que abarca desde el campo de la organización hasta la gestión y producción, pasando por ámbitos como la dinamización, el diseño, la fotografía o la gastronomía. Josep Maria Fita, Xavier Gallart, Josep Sampol y Marc Bagur son el alma de este proyecto coral que surgió de la suma de experiencias que los habían curtido profesionalmente. Josep Maria Fita provenía del mundo de la programación cultural, con una sólida experiencia a través del Institut de la Cultura del Ajuntament de Barcelona en festivales de referencia como el Grec. Xavier Gallart trabajó durante años en el sector del ocio en el puerto de Maó y había regentado una vinería en el centro de la ciudad.
El periodista mallorquín Josep Sampol fue el editor de una de las primeras publicaciones de ocio que tuvo Menorca, y Marc Bagur, escenógrafo e iluminador de profesión, había trabajado como director artístico en montajes operísticos a nivel europeo, además de acompañar a artistas como Cris Juanico en sus giras. El fruto de su experiencia juntos se llama Es Claustre y ha logrado consolidar un espacio abierto en todos los sentidos, con una programación estable de mayo a octubre en pleno centro de Maó.
ESPACIO SINGULAR. Construido entre 1750 y 1808 como anexo a la iglesia del Carmen de Maó, primero fue un convento de la orden de las Carmelitas. Posteriormente, una vez desamortizado y desacralizado, el edificio tuvo otras vidas como Palacio de Justicia, una escuela o incluso una cárcel.
Hoy funciona transformado en un gran equipamiento donde conviven el Conservatorio de Menorca, la Escuela Municipal de Música, Cerámica y Pintura y una sala de exposiciones, además de un mercado municipal con paradas diversas de productos locales como fruta, carne y verdura, que se ubican en lo que fueron las antiguas celas monacales. Pero desde hace nueve años suma, en su patio interior presidido por el marés, este escenario permanente en el que se encienden las luces prácticamente a diario, cinco de los siete días de la semana, que acaban sumando al final de cada temporada más de 70 actividades, que van desde los conciertos de pop, rock o jazz, hasta el flamenco, el circo, el humor o la poesía, con una capacidad para 800 personas.
Este 2017 han dado forma también a su propuesta gastronómica después de haber habilitado un espacio profesional de cocina que les permite añadir una oferta a través de lo que llaman El Refectori. La programación musical de este año subirá a su escenario, entre otros, a grupos como Sopa de Cabra o Toreros Muertos, mientras empiezan a preparar ilusionados su décimo aniversario. Ganas no les faltan.
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