Sin embargo, en Menorca es una verdadera lástima que el sector náutico no haya sido una prioridad como lo puede ser por ejemplo el turismo, para el que se destina un presupuesto anual de inversión en promoción que supera el millón de euros. Tras años de ocaso, el puerto de Maó sigue siendo el puerto natural más infrautilizado del Mediterráneo y el segundo en inactividad del mundo después de Pearl Harbour. Después de un vía crucis que parecía no tener fin, Autoritat Portuària presentó la semana pasada el nuevo travel lift o grúa elevadora que permitirá levantar embarcaciones de hasta 150 toneladas. Una aspiración del siglo pasado que ha financiado la APB (me chivan que por la presión del Govern) y que se deberá gestionar provisionalmente a la espera de hacer un concurso para decidir quién se encarga. A partir de ahora el travel lift tiene que convertirse en una palanca de empuje de la náutica, porque mientras los puertos de Palma y Barcelona compiten por atraer las grandes esloras para que realicen su puesta a punto, aquí hemos estado ninguneados, en parte también porque no nos poníamos de acuerdo (escaleras o ascensor, otro debate en el aire).
Estoy convencido de que podríamos haber luchado desde Maó en esta liga hace tiempo, pero llegamos tarde y lo que sucederá es que nos caerán las sobras que el resto no querrán gestionar. ¿No nos damos cuenta de que estamos rodeados de agua y que la rada mahonesa podría haber sido la mejor entre las mejores? El reto ahora será proveerse de la mano de obra especializada que aquí no tenemos para desarrollar las posibilidades del travel lift. El presidente de ASMEN calculaba que la puesta en funcionamiento de la nueva grúa creará entre 50 y 100 puestos de trabajo. El coste de oportunidad hasta la fecha ha sido tremendo.
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