Dos carteles en Turisme

En el primer cartel se anuncia el “nou horari d'atenció al públic”. El público será atendido los lunes, los miércoles y los viernes de nueve a una, es decir cuatro horas diarias. Tres días a la semana, doce horas, por 52 semanas al año, 624 horas anuales. En realidad serán algunas menos, porque la normativa sobre festivos se cumple a rajatabla.
El otro cartel es simpático. Clarifica el primero, y dice que martes y jueves no hay atención al público. Por si hay algún ciudadano ocurrente que piense que los martes y jueves es otro horario, pero que sí hay atención al público.

No está mal para la primera y casi única actividad económica de Eivissa. Según el Ibestat tenemos, a 31 de diciembre de 2016, 223 empresas de alojamiento (1.452 establecimientos con 84.558 plazas). Además hay 631 empresas en el sector de comidas y bebidas. En temporada alta son muchas más. No contamos las nuevas viviendas turísticas (son casi dos mil, entre legalizadas y pendientes), ni, desde luego, los pisos turísticos piratas, porque estos son ya incontables, y además no precisan del asesoramiento del Consell en materia turística.

Preguntados por esta situación, la culpa la tiene Montoro. Este hombre se ha convertido en el argumento incontestable de toda la gestión pública local. Tanto en los ayuntamientos como en el Consell se ha convertido en la opción por defecto.

No hace mucho se aceptaron las transferencias de competencias de Turisme, algunas de ellas. Y vinieron dotadas con un personal adscrito que está destinado en cualquier sitio del Consell, salvo en Turisme. Esto no lo ha hecho Montoro.
Otra cosa que no ha hecho ni puede hacer Montoro es digitalizar la gestión, suprimir trámites reiterativos, tanto para la Administración como para el ciudadano, y simplificar las tareas. Si se trabajara en esta dirección, se podría suprimir mucho trabajo no productivo y dedicar más tiempo a las tareas de inspección, control y atención al público.