Invirtiendo en bolsas internacionales se diversifica, y eso disminuye mucho el riesgo sin sacrificar rentabilidad a largo plazo.
No solo se abre una más amplia gama de activos y sectores que en la bolsa española no existe o es residual como aseguradoras, vehículos, farmacia o REIT, sino que al tener el riesgo diversificado no depende la cartera de lo acontecido en un único país.
Actualmente es muy sencillo tener ahorros repartidos en varias zonas, especialmente vía buenos fondos de inversión que batan a los índices (por ejemplo un fondo bueno de bolsa norteamericana debe comportarse mejor que el S&P 500 en largos periodos de tiempo, y mejor que los fondos de esta misma categoría). De esta forma el inversor particular no tiene que analizar las acciones una por una, algo que tal vez esté más capacitado para hacer en España.
Un factor adicional cuando se invierte fuera de la zona euro es la divisa. Estos días con la reunión del BCE se están moviendo mucho, pero se puede intentar asumir, al menos en una parte en dólares o yenes o libras mientras el euro no rompa los 1,15, los 126 y las 0,79 respectivamente.
Sin embargo, son riesgos que además dependen de coyunturas específicas como políticas monetarias de los bancos centrales o de los propios gobiernos (el referéndum de Reino Unido por ejemplo), que son sencillos de cubrir, sin acudir siquiera a derivados en “Forex”: hay fondos que lo hacen por defecto, son los que tienen en su nombre la denominación “Hedged” o “Hdg”, que se moverán en función del precio de sus activos sin tener en cuenta la evolución de la divisa.
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