Revisando durante las vacaciones algunas revistas profesionales y artículos de interés, guardados pero no leídos en su momento, me encontré con una información del embajador francés en España durante un encuentro con varios medios de comunicación en Fitur. En su discurso, Jérôme Bonnafont afirmaba que el objetivo de su país es llegar a los 100 millones de visitantes en 2020, después de haber recibido 85 millones en el último año. Al contrastarlo con una propuesta de estudio sobre turismo en Francia y objetivos 2020 elaborado por la compañía de inteligencia de mercado Canadea, he encontrado varias similitudes, dicho con humildad, sobre los asuntos que nos preocupan en Balears.t y los planes de acción que quisiéramos ver realizados en nuestras islas para lograr nuestro objetivo común: la desestacionalización.
El embajador francés vaticinaba que la caída del euro y la bajada del precio del petróleo beneficiarían a los países europeos en cuanto a llegada de turistas, hecho que ya podemos confirmar en Balears. También subrayó que París, que concentra el 40% de las visitas a Francia, apenas requiere promoción para atraer al turista, y por ello dirigen sus esfuerzos a potenciar el turismo en otras regiones, destacando sus playas y su rico patrimonio cultural, y el turismo temático, gracias a su variada oferta gastronómica o deportiva, entre otras. En Balears, cambiando “París” por “temporada alta”, hay una clara analogía: nuestras islas registran en los meses de primavera y verano la mayor concentración de turistas y cabría reflexionar sobre la idoneidad de destinar todos nuestros recursos a potenciar el turismo en temporada baja, dando a conocer nuestras bondades como el patrimonio, la Serra, el turismo de experiencias, los deportes y, por qué no, la gran oferta para la organización de congresos y viajes de incentivos, además del sabido buen clima que gozamos en invierno comparado con el que soportan nuestros potenciales clientes en sus países de origen.
Bonnafont, que elogió la política de promoción pública del turismo en España, así como los horarios que se aplican en el sector -que hacen posible cenar hasta horas tardías–, habló también de la penetración de los vuelos de bajo coste, que en nuestro país suponen el 70% de los vuelos, mientras que en el caso de Francia se reduce a poco más del 30%. Esta tendencia responde a las necesidades del turista actual y en Balears ha crecido de manera extraordinaria… aunque de nuevo, solo en temporada alta. ¿Por qué no en invierno?
El estudio de Canadea completa estas reflexiones con algunas propuestas para lograr el objetivo 2020, tales como mejorar la calidad y los procesos de todos los agentes implicados, desde hoteles o cruceros, hasta su cultura vinícola, sin olvidar mejorar su imagen y reputación, especialmente la de ser poco amables con los visitantes. También propone incrementar los horarios de apertura de tiendas y restaurantes y fomentar una cultura de bienvenida a los viajeros en los puntos de frontera.
Bajo estas conclusiones, estoy convencido de que nuestras islas también necesitan un plan 2020 innovador, no cifrado en millones, sino en valor añadido y bajo un modelo sostenible. Mi propuesta sería “Baleares 2020: Turismo sostenible en Invierno”.
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