Las joyas son una expresión artística de belleza. Reflejan la personalidad de quien las lleva y, como no puede ser de otra manera, de quien las ha diseñado. Mallorca es la fuente de inspiración de Isabel Guarch, una diseñadora que ha cogido el testido del negocio iniciado por su madre -también Isabel Guarch- .
En 2013 Isabel Guarch abrió su propia tienda en el centro de Palma para estar más cerca del cliente y poder dar una atención personalizada. Sin embargo, desde sus inicios la exclusividad y el diseño han sido la esencia del negocio. La fundadora de la empresa, Isabel Guarch, ya retirada, empezó en este mundo hace más de 50 años. Después de trabajar para otra joyería, abrió su propio negocio en un piso donde se atendía de forma personal. Vendía piezas de otros fabricantes y también hacía encargos directamente para las clientas. “El boca a boca siempre es la mejor publicidad, y se consigue con el acabado de las piezas y el buen trato”, asegura la actual propietaria, también Isabel Guarch, hija de la fundadora, quien se incorporó a la empresa después de estudiar gemología y diseño en París.
COLECCIONES PROPIAS. Hace ocho años les surgió la idea de hacer colecciones propias inspiradas en Mallorca. En ese momento empezaron a vender sus piezas en los establecimientos de El Corte Inglés de Palma, donde todavía podemos encontrarlos. “Por su punto específico en el Mediterráneo, en Mallorca ha sido un paraje donde se han fusionado las diferentes culturas que han pasado, que han dejando su herencia. En consecuencia, hay mucha tradición de joyería, un sinfín de piezas que se pueden ir recuperando”, explica Guarch. Empezaron con una colección cada año y el proyecto tuvo tan buena acogida que ampliaron la oferta a cada nueva estación. “La primera pieza fue la cruz de Calatrava, pero la colección se ha ido ampliando con el antigo real de plata de Jaume II, el cordoncillo, la flor del almendro...”.
Isabel Guarch realiza sus diseños pensando en mujeres “independientes, profesionales, con personalidad y modernas”. Para ellas, Isabel crea joyas diferentes, desde piezas básicas que no pasan de moda hasta otras de línea más moderna, siempre con una historia que cautive -la Reina Sofía, una enamorada de Mallorca, es clienta habitual-. La mayor parte de sus colecciones son de mujer, aunque siempre hace alguna pieza para niña y para hombre.
Los materiales que utiliza van desde oro, plata, diamantes, hasta cualquier piedra preciosa de color. “Las piedras van variando en formas, materiales y formas de tallado para ir innovando, ya que estamos muy al día para que la pieza sea de moda y fácil de combinar”, asegura Isabel.
Señala la propietaria que muchas de sus piezas se adquieren para regalar. Venden unas 2.000 piezas cada año, de diferentes modelos. “Aparte, también tenemos piezas únicas que están a exposición pero que a lo mejor solo hay una, no veinte. Estas piezas únicas las compran para uno mismo”, explica.
Mallorca está en la filosofía de la empresa, por eso también la decoración de la tienda presenta elementos típicos mallorquines como el marés. “La estética está cuidada al detalle. Por ejemplo, la decoración de Navidad está hecha con neules y cada una representa una de nuestras piezas: está la moneda reial, la cruz de Calatrava, etc.”. Otro de sus servicios es el de rediseñar las mismas piezas de los clientes. “El valor sentimental es algo que permanece siempre en las joyas. Muchos clientes me dicen que un modelo ya no les gusta, pero quieren utilizar sus mismos materiales para hacer un nuevo diseño, y esto tiene mucha magia”, comenta Guarch.
Además, la firma también se dedica al diseño de regalos personalizados para empresas que quieren tener un detalle con sus empleados o con sus clientes más importantes. “Por ejemplo, tenemos un acuerdo con el Grupo Puro, una colección exclusiva que está diseñada y fabricada por nosotros”.
Isabel Guarch no fabrica sus joyas. En este proceso intervienen talleres mallorquines. “Tenemos mucha afinidad, para hacer el prototipo y retocarlo hasta que sale la pieza original. Las piedras preciosas y otros materiales, como el cuero o la seda, vienen de proveedores de todo el mundo. Hace poco estuve en una mina en Argentina y me impresionó ver cómo se rompía la roca y se extraía el mineral, y que de ahí salga una joya”, cuenta entusiasmada.
PLANES DE FUTURO. En sus planes de futuro no figura una gran expansión. De momento, sus joyas se venden en algunas boutiques de Mallorca y en su página web, aunque no descarta abrir franquicias en América latina y Asia. “Al final, lo que queremos es hacer algo con diseño, bonito y con historia. Exclusividad, diseño y Mallorca, y todo en una pieza. Yo disfruto del trato personal con el cliente, estar con él y tratarle con el cariño que se merece. Es lo que me apetece hacer”, concluye.
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