Javier Ajenjo, dirigiéndose al público en el Sonorama Ribera goes to Ibiza que se celebró el primer fin de semana de este mes. | Toni Planells

«Hazme una señal si vas a saltar al público y te sujeto el cable». Así se dirigía Javier Ajenjo, con su camiseta de staff del Sonorama Ribera goes to Ibiza, a pie de escenario, a Gabriel de la Rosa, cantante de Shinova, en el último de los conciertos que el festival de Ribera del Duero llevó a Ibiza el pasado fin de semana. Aunque su actitud y su atuendo le confundan entre los miembros del equipo del festival, yendo de arriba a abajo todo el tiempo y pendiente de cualquier detalle, Javier Ajenjo es el director y fundador del festival Sonorama Ribera. Uno de los festivales más importantes del panorama musical español.
Todavía con la emoción y el cansancio de tres días de festival, Asenjo atiende a las preguntas de Periódico de Ibiza y Formentera con la simpatía, sensibilidad y humildad que caracterizan a este empresario.

¿Qué balance hace del paso del Sonorama por Ibiza?
—Hemos demostrado que la cultura es segura, que se pueden hacer bien las cosas; ha sido súper emocionante: el primer festival que hemos podido hacer de pie.
Si no era en Aranda de Duero, no me imagino un lugar mejor que Ibiza para celebrar el Sonorama, y así ha sido.
Ibiza se ha convertido para mí en un lugar de referencia en los últimos años y quería que mi equipo lo conociera, lo disfrutara y, sobretodo, que volvieran felices. Ésta ha sido siempre nuestra misión: que en nuestros festivales la gente salga siempre feliz. Y así ha sido. Tuvimos la enorme suerte de que justo unos días antes del festival cambiara la normativa.
A nivel de desarrollo ha sido inmejorable. Los espacios han sido increíbles en los hoteles del grupo Concept, con los que Diego [Calvo] está consiguiendo cambiar un poco la dinámica hotelera con su concepto, sus conciertos del ciclo ‘Dorado Live Shows' y su apuesta por el arte y la cultura. Eso sí que tiene mérito.
Había varios parámetros que queríamos cumplir, el más importante era trasladar el espíritu del Sonorama desde Aranda hasta Ibiza. Creo que lo hemos conseguido, que la gente lo ha sentido así y nuestro equipo también.
Todo ha sido brutal, desde el abanico de distintos estilos en lo musical, hasta la producción: Omar (Gisbert) y todo su equipo han sido increíbles y se ha establecido un lazo que seguro que va a ser de por vida.

¿Esperamos al Sonorama en Ibiza para el año que viene?
—[Ríe] ¡Espero que sí! Sinceramente, nuestra intención es estar, aunque todavía queda mucho que ver y analizar. Hemos hecho un esfuerzo enorme, que nos hemos tomado como una inversión ya que al final hay dos objetivos: unos son los económicos y otros son los emocionales. Y a los económicos se llega a través de los emocionales. No hay otra fórmula.

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¿Cómo ve el panorama de las bandas en Ibiza?
—Me sorprende mucho, y para bien. Han hecho un ejercicio de resistencia y resiliencia brutal; no debe ser fácil hacer rock & roll en la isla.
Tengo que decir que Uncle Sal me encantó. Me retrotajo a esas bandas clásicas de rock brutal y Billy Flamingos es una banda de nivelazo que no tienen nada que envidiar a bandas que están ahí en el top.
Hay algo que en el Sonorama es irrenunciable y es que siempre hemos contado con decenas de bandas nuevas o menos conocidas a las que damos la oportunidad. Así es como debe ser. Es muy bonito poder tener a Liam Gallager o a Izal, pero todavía es más hermoso poder tener a decenas de bandas en un escenario adecuado, con una producción adecuada, con un backline adecuado y un cariño adecuado. Eso lo queríamos trasladar también a Ibiza y seguirá siendo así: este año hemos tenido a dos bandas de la isla, pero el año que viene tendremos a cuatro, ya estamos en contacto con varias bandas.

Se le ha escapado: acaba de decir «para el año que viene»
—[Suelta una carcajada] ¡Ay sí!, la verdad es que se me ha escapado. Sonorama Ibiza se tiene que convertir en lo que se convirtió su hemano mayor. Nos han ofrecido hacer este formato en muchos otros lugares, pero si existe el Sonorama fuera de Aranda tiene que ser en Ibiza. ¿Por qué no soñar?
Ibiza nos da la oportunidad de crecer con el proyecto que tiene Diego Calvo y también con gente de la isla que lleva años trabajando. En este sentido, quiero hacer referencia a Adrián Rodríguez, de Sueños de Libertad, que ha luchado tanto por la cultura y la música en Ibiza.

¿Está también al día del panorama artístico ibicenco?
—Bastante. Tengo la enorme suerte de contar con la amistad de un artista que para mi es un referente del arte pop actual en este país, el número uno.: Marcos Torres. Marcos Torres es el referente. Además, también tengo la enorme suerte de tener alguna de sus obras icónicas, que no son mías: siempre le digo que las obras son suyas, yo solo se las cuido. La amistad y el cuidado que me ofrece Marcos es un regalo y yo lo único que puedo hacer es corresponderlo. ¿Y sabes qué? Le vamos a dar un ‘susto': Marcos me dijo que el año que viene quiere venir al Sonorama Ribera y qué menos que tener una gran exposición de Marcos Torres en Aranda de Duero con sus obras icónicas para que las 25.000 o 30.000 de personas que pasan por el Sonorama en Aranda puedan disfrutar de la obra de un tipo tan magnífico en todos los sentidos.