Más de un centenar de personas acudió ayer un año más hasta el Broll de Buscastell para disfrutar con las demostraciones de ball pagès, las sonadas de gaites, las brulades de corn, los juegos tradicionales para adultos, adolescentes y pequeños, el vi pagès y los bunyols, y ya de paso, ver si tenían suerte y podían llevarse en la rifa alguno de los regalos donados de forman totalmente desinteresados por empresas colaboradoras.
Además, este año, la fiesta tenía otro aliciente muy especial. Ayer, si se acudía con el tiempo suficiente antes de que cayera la noche se podía disfrutar con el magnífico espectáculo que es ver correr durante los meses de verano el agua por las acequias que han construído a lo largo de los siglos la comunidad de propietarios de el Broll de Buscastell. Algo que, degraciadamente con la llegada del cambio climático y otras cosas perjudiciales para nuestra isla, cada vez es menos normal.
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