Las mujeres y las proclamas feministas brillaron la madrugada del domingo en los Oscar, unos premios sin grandes sorpresas en los que reinó La forma del agua, de Guillermo del Toro, con cuatro estatuillas –mejor película, mejor director, mejor banda sonora y mejor diseño de producción–. La ceremonia de entrega de los galardones más importantes del séptimo arte sirvieron a Hollywood para redimirse por los incontables escándalos sexuales en su seno y para olvidar el bochornoso error de la ceremonia del año pasado. El presentador y humorista Jimmy Kimmel ejerció de maestro de ceremonias en una velada que tuvo como escenario el imponente Dolby Theater de Los Ángeles.
Entretenida, pero sin ser muy divertida o espectacular, y política, aunque sin potentes discursos que pasen a la historia, la 90 edición de los galardones tuvo un palmarés previsible y cedió su foco de atención a las mujeres, después de que movimientos como Me Too (Yo también) o Time's Up (Se acabó el tiempo) hayan gritado contra el machismo y reclamado la igualdad.
Mujeres
Frances McDormand, Oscar a la mejor actriz por Tres anuncios en las afueras, dejó uno de los momentos más emocionantes de la noche al pedir a todas las mujeres nominadas que se pusieran en pie. «Todas tenemos historias que contar y proyectos que necesitan financiación. Pero no nos habléis de eso en las fiestas de esta noche. Invitadnos a vuestras oficinas en un par de días o podéis venir a las nuestras, lo que prefiráis», señaló en el discurso más ovacionado de la velada. Cuatro estrellas femeninas como Jane Fonda, Helen Mirren, Jennifer Lawrence y Jodie Foster presentaron los premios a mejor actor y mejor actriz, que fueron para Gary Oldman, por su encarnación de Winston Churchill en La hora más oscura, y para la citada McDormand. Lo habitual es que el ganador del Oscar a mejor actor entregue al año siguiente el de mejor actriz, pero Casey Affleck, triunfador en 2017 por Manchester frente al mar, renunció a esta tradición ante las protestas por un antiguo caso de acoso sexual. «Es un nuevo día en Hollywood con desafíos para todos nosotras, pero nadie olvidará jamás aquellas que vinieron antes que nosotras, aquellas que abrieron camino para mi generación y quienes vengan detrás», dijo Lawrence. Además, Salma Hayek, Ashley Judd y Annabella Sciorra denunciaron el acoso sexual por parte de Harvey Weinstein, del que fue ron víctimas.
«Steven Spielberg me dijo que si subía al podio con este premio, debía recordar que soy parte de nuestro legado, nuestro mundo de cineastas, y que esté orgulloso por ello. Estoy muy orgulloso y quiero dedicar esto a todos los jóvenes cineastas», manifestó Del Toro al recoger el premio al mejor director, el tercer mexicano que lo hace esta década –junto a Alfonso Cuarón (Gravity) y Alejandro G. Iñárritu (Birdman y El renacido).
Además de La forma del agua, también fueron reconocidas, con dos estatuillas, El instante más oscuro, Coco, Déjame salir y Tres anuncios en las afueras, que también dejó su huella en el mejor actor de reparto (Sam Rockwell). Su homónima femenina fue Allisson Janney, por Yo, Tonya.
Los Oscar se encargaron de redimir también a Warren Beatty y Faye Dunaway, que volvieron este año a anunciar la mejor película. «Es un gran placer veros de nuevo», comentó con ironía el actor. «No digas La La Land, no digas La La Land», le espetó Mark Hamill, de la saga Star Wars, causando carcajadas entre el público.
El respeto a los inmigrantes también fue un tema central de la noche. «Soy un inmigrante, como mis compadres y como muchos de vosotros», dijo Del Toro. «A todos los soñadores ahí fuera, estamos con vosotros», dijeron Lupita Nyong'o, actriz keniata nacida en México, y Kumail Nanjiani, originario de Pakistán, como muestra de apoyo a los cientos de miles de jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo tan solo unos niños.
Como anécdota final, Frances McDormand perdió su preciado Oscar mientras celebraba su victoria en la fiesta posterior a la ceremonia. La intérprete, angustiada según los allí presentes, no pudo reprimir el llanto acompañada de su marido, el cineasta Joel Coen, tras llevar a cabo una búsqueda infructuosa en la sala, situada dos pisos por encima del acceso al Dolby Theater. Finalmente, la Policía de Los Ángeles recuperó la estatuilla dorada y detuvo a un hombre.
1 comentario
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demasiada politica, y cine de nivel no muy alto...igual que los goya vamos...