El grupo, que está arrasando por toda la Península, comenzó su actuación hacia las 22.00 horas en el recinto interior de Las Dalias. La previsión era que se realizara en el espacio abierto, pero finalmente se trasladó al escenario cubierto como medida preventiva por el temporal del día anterior al concierto, cuando el establecimiento ya tuvo que anular la fiesta de los miércoles, Namasté. «Nos hubiera hecho ilusión actuar en la terraza, pero no es la primera vez que nos cambian de escenario para prevenir», lamentaba Miguel, uno de los integrantes de la banda.
Aunque ello no fue inconveniente alguno para llenar la sala y para que el dúo mostrara a su público la fórmula de su éxito. Y es que son capaces de reproducir con maestría cualquier estilo musical propio de la guitarra, al tiempo que hacen reír a todos los asistentes. Destaca la calidad melódica de sus voces y temas y su destreza para improvisar e interactuar con el público. Manejan como quieren a los espectadores; no acababas de reírte de sus monólogos a la par que ya estabas bailando al ritmo de rumba, de rock o de «punk integral de centeno», como lo llaman. Los títulos de sus temas, todos propios, ya dan una pista del talento de los artistas y del contenido de sus irónicas letras en clave de humor, Mi Balada Ovalada, Carta Pa mi Chari, Peligro de Extinción o Al Artista... Al Mundo, canción con la que cerraron el concierto hacia la medianoche.
Miguel y Félix son dos onubenses que se conocen desde pequeños. De ese vínculo nace un dúo inseparable. Tras cerrar el micro anunciaron su «amenaza de volver. Cuando llegábamos al final del concierto estaba la gente tan metida que nos daban ganas de repetir». De su estilo: «Chiripop en base de rock, diversión, reírse de todo y hacerlo desenfadado». Ese es el mensaje.
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