Para esta ocasión, Julia ha creado doce cuadros de varios formatos sobre madera, realizados con diversos materiales como papeles cartones y telas en forma de collages. Su obra, como la define ella misma, «es abstracta figurativa», puesto que «aunque sea abstracta siempre incluye algún elemento figurativo».
Para ello, sigue utilizando su gama habitual de blancos, pero esta vez con la incorporación de colores más vivos como los rojos, color que confiesa a este periódico «antes le perturbaba un poco pero que ahora crea un contraste muy interesante, dentro de un cuadro muy armónico».
Su obra actual es «un canto a la naturaleza y a la vida tranquila del campo», lugar en el que vive actualmente. Precisamente en uno de sus cuadros en donde incorpora un trozo de papel con un escrito, titulado La tierra habla su corazón clama, es muy elocuente a la hora de sintetizar la esencia de la exposición y que también pretende ser «un grito de alerta para denunciar el maltrato que a veces sufre la naturaleza de la isla».
Además Fragua explicó que desde que está en Ibiza pinta con colores más claros «que aluden directamente a la luz de la isla y los blancos de la cal de la arquitectura ibicenca». Hasta entonces su gama de colores se basaba en los ocres, «puesto que reflejaban los colores de Castilla», lugar en donde residía antes de instalarse definitivamente en Ibiza en el año 2000.
La exposición se titula Cistelles porque en todos los cuadros aparecen referencias gráficas asociadas a este elemento mediante trenzados de tiras de papel o tela, pero también porque simbólicamente aluden a un momento de relajación y contacto con el entorno natural que supone el simple hecho de ir a tender la ropa.
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