Sin embargo, Castilla ha dado un paso más, y dejos de tratar el asunto con morbo ha escogido un camino diferente haciendo hincapié en los detalles o en la gente que trabaja directamente con ella. «La muerte es algo que siempre nos acompaña, contra lo que no podemos luchar, así que mi idea con estas fotografías era reflejar el tema desde un punto de vista cotidiano», explicó ayer el artista.
Para ello, durante seis meses Castilla ha retratado con su cámara fotográfica distintos lugares de la isla como los cementerios del Puig de Missa en Santa Eulària o Sant Vicent de Sa Cala, las instalaciones de Pompas Fúnebres, los almacenes de los forenses e, incluso, un taller de chapa y pintura. «He intentado dar un paso más y que las imágenes resultantes no fueran las fotografías tradicionales que aparecen en prensa sino que tuvieran un aspecto mucho más artístico y casi pictórico», resume el creador de la exposición y actual profesor del instituto Santa Maria de Vila.
En este sentido, el artista valenciano ha querido conseguir una «narración visual» a través de imágenes, espacios o detalles «que en la mayoría de los casos pasan desapercibidos para el espectador». «Soy un firme defensor de que la capacidad estética del lenguaje fotográfico trasciende la representación fiel de la realidad para provocar placer, miedo, rechazo e, incluso, nada de nada, y por eso pretendo que todos aquellos que vean las imágenes tomen una distancia prudencial y simplemente disfruten de su naturaleza», concluyó el fotógrafo.
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