«Me encantaría que Santa Eulària fuera una referencia cultural de la Isla»

—Han colaborado durante2013 con el Any Villangómez junto con las demás instituciones pitiusas, el Govern balear, el IEC, el IEE y la OCBF, pero al mismo tiempo tenían su propio centenario, el del naufragio del vapor ‘Mallorca'. ¿Cómo valora la celebración del mismo?

—Creo que la valoración es positiva porque los objetivos que se querían conseguir se han logrado de un modo u otro. Desde el Ayuntamiento, y especialmente desde la concejalía de Cultura, queríamos lograr que perdurara en la memoria lo ocurrido hace cien años. No hablamos de un protagonista en concreto, un héroe, un pintor o un escritor, sino de un pueblo que tuvo una actuación muy noble, sobre todo en lo tocante a la solidaridad, dejándolo todo para ir a recoger a los náufragos en una noche muy fría. Son valores en los que hay que seguir trabajando. Nuestros abuelos lo recuerdan a la perfección, pero es verdad que la gente joven cada vez conoce menos esta historia, por no decir de todas aquellas personas que han llegado desde fuera, que son una gran mayoría. Creemos que es de justicia volver a hablar de este tema, que es importante sobre todo por los valores que arroja.

—Gran parte del pueblo ya desconocía estos hechos, aunque existía el monolito.

—Lo que pasa con el monolito es que sabes que hay uno en la plaza pero no te paras nunca a leer lo que pone, para qué es o qué recuerda. El trabajo durante el centenario se ha hecho sobre todo con niños pequeños. Se han hecho muchos actos a nivel infantil y juvenil, divertidos a ser posible, como confección de puntos de libro, concursos de fotografía, cuentacuentos por todo el municipio, una ruta por la costa hasta el lugar frente al que embarrancó el vapor, el Club Nàutic participó con una regata dedicada a aquellos hechos... Se ha trabajado mucho para que al menos se hable de ello y la gente se pregunte qué pasó entonces en Santa Eulària.

—La declaración institucional de enero de 2013 remarca especialmente la entrega y solidaridad de la gente del pueblo como valores a mantener, unos valores muy asociados a la gente del mar, un oficio que poco a poco se va perdiendo.

—El mar es un campo de posibilidades de vida, de trabajo. Sin olvidar nunca los peligros que encierra. Cualquier pescador confiesa que le tiene respeto al mar. Es uno de los campos en el que que creo que vale la pena que la gente joven entre, como en la agricultura. A día de hoy hay que recuperar en la medida de lo posible a nivel de formación profesional, lo más dignamente posible, trabajos como el mar o el campo.

—¿Existe alguna posibilidad de que alguna de las actividades que se han venido desarrollando en el centenario del vapor Mallorca, como el ciclo de cine dedicado al mar, continúe en adelante convirtiéndose en una cita anual, por ejemplo?

—Hay posibilidades de que sea así. En este momento trabajamos en la creación de una Asociación de Amigos del Teatro España. El objetivo de ésta es el de que pidan o propongan qué desearían ver en este espacio. Se proyecta cine comercial pero no es su objetivo principal. Hacer ciclos especializados, tanto de cine, como de conferencias es lo que puede marcar una diferencia con el multicine y no lo descartamos.

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