«La palabra horizonte, para mí, lleva implícita una chispa de esperanza. Creo que ahora ya, inevitablemente, debemos abrir nuevos horizontes. La cultura está sufriendo tantas mutilaciones que tenemos la obligación y la responsabilidad de alzar la voz y esgrimir un grito de dolor». Así de contundente se mostró ayer la pintora ibicenca Júlia Ribas al describir el porqué, además de por la propia temática de las obras, ha decidido titular Horitzons la exposición que a partir de mañana jueves a las ocho de la tarde presenta en la galería Via 2 de Vila.
Fuertemente reivindicativa respecto al papel social de la cultura, Ribas señaló que ésta «tiene la palabra, la voz, las pinceladas, los gestos, las notas, la mirada, la sensibilidad. Y los nuevos horizontes requieren de nuevas miradas y tener la certeza de que otros paisajes son posibles. Debemos trabajar con sensibilidad y creatividad para reconocer esos otros mundos», apuntó.
«La cultura, el arte, es un bien de primera necesidad —añadió—. Debemos abrir los ojos y tener una mirada crítica sobre lo que estamos viviendo; debemos tumbar las estructuras establecidas, tanto mentales, como sociales y políticas; tenemos que romper el marco donde nos mantiene contenidos este paisaje oscuro y desolador y abrirnos a nuevos horizontes».
Al referirse a sus obras, Ribas reconoció que sus horizontes buscan «representar la luz de Eivissa» y para ello ha realizado casi una misma obra seriada en la que las variaciones de tonalidad son las que dan sentido a cada una de ellas. Así, junto a sus ya conocidos temas africanos, la pintora ha dispuesto, en diversos formatos, una obra en la que el blanco es protagonista para dar una ligera preponderancia a la silueta de Dalt Vila en, como reza el título, el horizonte.
«Es casi la misma imagen con luces diferentes, como para captar matices dentro de la misma vista», reflexionó ayer en Via 2. Pero no solo de luz viven sus últimos trabajos. «El perfil de la ciudad está muy lejano para representar sobre todo el espacio, su amplitud».
Junto a las estampas africanas y los horizontes de Dalt Vila, Ribas ha colgado también en Via 2 lo que podría considerarse una depuración de esos horizontes: unos dípticos con texturas trabajadas en los que una sola línea, un trazo, expresa esa idea. «Es una línea, o una grieta en el cuadro que insinúa que hay alguna cosa detrás de ese nuevo horizonte».
Pero, Júlia Ribas tuvo también palabras para la propia galería, sobre la que se ciernen nubes como las que ayer mismo cubrieron la Isla. Para la artista, exponer esta sala «es una alegría», aunque no quiso esconder su «tristeza sabiendo que puede ser una de las últimas exposiciones que acogerá este espacio».
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