PEP TUR

1986 queda ya muy lejos. Y desde ese año ha esperado Joan Murenu a editar un disco al margen de UC, Trencadisc, con el que bebe de las aguas mediterráneas y busca nuevos horizontes musicales.

-¿Qué aporta este disco respecto a UC?

-Es un paso adelante, hacia el Mediterráneo sin perder de vista Eivissa. Hay cosas hechas con un aire árabe, pero no acaba de ser árabe del todo, y otras recuerdan a Grecia. Pero no puedo hacer un sirtaki ni música Rai, porque estoy en Eivissa y tengo, como decía Kavafis, que llegar a Itaca, y así vas enriqueciendo la música y vas encontrando cosas. Sobre todo, lo que promueve este disco es que no existe el condicionante de hacer música de UC. A veces uno está condicionado por la idea que la gente tiene de él y actúa de ese modo. En algunos momentos, con UC nos encontramos con que no podemos dar saltos demasiado arriesgados, porque la gente espera unas ciertas cosas. Cuando grabamos el disco homenaje a Villangómez hubo mucha gente que no lo aceptó, porque esperaban otra cosa. Es una manera de marcar una distancia. Tengo escritas canciones que con UC no las podré sacar nunca y he seleccionado varias para este disco, para que hubiera un poco de todo.

-La estructura del disco está muy marcada, ¿a qué obedece?

-Porque de algún modo cada bloque es muy concreto y al final Terra Natal habría podido estar más abrigada musicalmente, pero como la letra es muy hermosa, no quise poner demasiados instrumentos para darle relevancia. Aunque es la canción que musicalmente ha sido la menos tratada ha sido por contra la más pensada para que quedara más resaltada la letra. Con los poemas árabes tengo que darle unos acompañamientos que recuerden esa otra música.

-¿Por qué estos poetas árabes?

-Tienen una sensibilidad y una manera de decir las cosas, sobre todo pensando en la Eivissa del siglo XI, en la que estaban en otro mundo. Hay versos, imágenes poéticas impresionantes. Tenían una capacidad lírica impresionante. Me gustaban, pero también es una manera de acercarse a una literatura que es muy poco conocida. En la canción que abre el disco, el poema dice que los árabes miraban a las jóvenes cristianas, y eso nos demuestra que en ese momento de la historia convivían en Eivissa árabes y cristianos. Nos permite comprender la historia, que no estaban tan separados esos dos mundos. Que convivieron.

-¿Hay alguna intención de acercar civilizaciones, culturas, con este disco?

-Creo que incluso es al revés. No he intentado traer otras culturas hacia aquí, sino que he sido yo el que se ha ido hacia allá. En el tema Porta'm a la platja un vespre hay incluso un intento de acercarme a Grecia. Esta canción con un acordeón podría haber parecido una habanera, pero preferí ir hacia Grecia, intentando dar la imprensión con los coros de estar en una iglesia ortodoxa. Cosas como la alianza de civilizaciones son palabras, lo que he intentado es acercarme sentimental y emocionalmente hacia el Mediterráneo. No el discurso de que todos somos hermanos y hay que hacer un mestizaje. Es algo más espontáneo, es un afán de salir hacia aquellos lugares. Cuando regresamos con UC con Camins de Migjorn ya había esa idea de ir hacia el mar, de alejarnos, de ampliar horizontes, como si dijéramos: «Vamos a dar una vuelta, a ver que hay por los alrededores que pueda enriquecer lo que hacemos nosotros».

-¿Es complicado trabajar sobre el poema de otro autor?

-No. En mi caso prácticamente siempre he trabajado con poemas de otros. Tiene una razón. Uno se pone en situación, mira la métrica de los versos y lo que queda es descubrir qué es lo que te quiere decir el autor. Para mí es más fácil. He hecho canciones propias con letra y música, bastantes, pero tengo un punto de pudor que me impide sacarlas, tengo reparo a exhibirme demasiado, a mostrar demasiado mis sentimientos. En ocasiones soy muy extrovertido, pero para esto no demasiado, no me quedo mucho en pelotas.

-¿Por qué 'Trencadisc'?

-Puede parecer un término contradictorio, como si quisieras romper con el pasado y eso es imposible. Soy el resultado de mucho trabajo hecho a lo largo de muchos años. La metáfora son esos pequeños trozos de cerámica del trencadís que luego se usan para hacer un mosaico nuevo. Esto es lo mismo. Juego con la ambigüedad de lo que se rompe pero que da lugar a algo nuevo. No es romper, sino que los trozos que han ido quedando por el camino han dado como resultado estas nuevas canciones. No puedo borrar parte del pasado. No renuncio a nada, ni a los errores. Soy lo que soy y de ahí esa ambigüedad.

-¿Y de cara al directo?

-Me gustan los pequeños auditorios. Prefiero cantar frente a 100 personas que ante 2.000. La sonoridad del disco se ha buscado para favorecer ese acercamiento. Quiero estar cerca, que cada oyente sienta que estoy cantando para él.

-¿Tiene alguna preferencia a la hora de grabar?

-Me gusta poner las partes de guitarra de día y cantar cuando ya cae la noche, porque la voz se va preparando durante el día y la disposición es mejor más tarde, soy más bien noctámbulo.

Murenu habla con orgullo de la renunión de músicos que ha logrado para su 'Trencadisc', en el que figuran Yarom Marko, Eduard Iniesta, Albert Palou, Bartomeu Ribas 'Graó', Antoni March 'Rota', Marina Rossell, Natàlia Balanzat y Toni Riera 'March'. Acerca de este último, Murenu recuerda que tuvo que fabricar 'flaütes' ibicencas específicas para las tonalidades de varios temas.