JULIO HERRANZ

Niño Josele (Juan José Torres Heredia; Almeria, 1974) se estrenó ayer en el Eivissa Jazz Festival en formato de cuarteto, con la solvente, eficaz y reputada compañía de Jerry González (trompeta), Alain Pérez (bajo) e Israel Suárez 'El Piraña' (percusión'. Un concierto que, de entrada, estaba previsto que girase en torno al disco Paz, el último trabajo del guitarrista almeriense, todo un singular y hermoso homenaje a la música del prestigioso pianista de jazz Bill Evans, producido por el cineasta Fernando Trueba, buen conocedor y degustador de la música con alma y ritmo. Un primer encuentro con el festival ibicenco que muchos esperamos sea el inicio de una larga y fructífera amistad; como desea el propio guitarrista en la siguiente entrevista, realizada el día antes de su viaje a la isla.

-¿Qué noticias tenía de este festival de jazz?

-Es la primera vez que vengo, pero me han hablado mucho y bien de él. Y que el sitio es una maravilla, algo mágico.

-¿Cómo se ha planteado el concierto?

-Va a ser algo especial. He preparado un concierto que, si no redondo, lo será casi. En cuanto a concepto, para sacarle partido al maestro Jerry y que tenga cabida todo. No es el Niño Josele Tour, es un concepto conjunto de grupo. Lo que me gusta es que los músicos que están en el escenario se lo pasen bien y que la gente disfrute; dando lo mejor que tiene uno con respeto y alegría. Y más siendo la primera vez; hay que tocar mejor aún, para que podamos repetir otros años.

-¿Jerry González sigue residiendo en Madrid?

-El maestro Jerry es un personaje del mundo; lo mismo está aquí en Madrid que en Nueva York, en Japón... No Para. Es una persona muy especial, y para mí es un gran honor siempre que puedo contar con la presencia de un músico de su categoría. Además, cada vez que tocamos juntos salen cosas nuevas que nos sorprenden.

-¿Desde cuándo frecuenta al músico latino?

-Ya hace tiempo, por la época de cuando grabamos el disco Los piratas del flamenco, donde ya el Jerry me inculcó un poco el gusto por el jazz. Con él he ido averiguando lo que es la improvisación, y ahora me encuentro con más conocimientos musicales y puedo montar un espectáculo de mi gusto en el que lo mismo tocamos un tema de Monk, de Bill Evans o de John Coltrane, que un tema suyo o un tema mío.

¿En el concierto se centrará en el disco Paz, su homenaje a la música de Bill Evans?

-Sí, pero como ya estoy en el proceso de preparar el siguiente disco, también tocaré algún tema de ahí, pues siempre me gusta adelantar algo de lo que tengo entre manos; así como darle la vuelta a las cosas. Nunca me gusta que un concierto sea igual a otro, sino que sea distinto en cada sitio.

¿Sigue, pues, con el jazz en su próximo proyecto?

-Sí, va por el mismo estilo de música abierta y con grandes colaboraciones. Y de nuevo con la producción de Fernando Trueba.

¿Cuál ha sido su relación con el mundo flamenco?

-Me viene de casa. Desde los 12 años he estado acompañando a los grandes cantaores, desde Chano Lobato a Gabriel Moreno, pasando por todos, menos a Camarón. Era una cosa graciosa, tan chico y tocándole la guitarra a gente ya mayor y tan considerada en el flamenco como Rancapino. Y como a mi me gustaba (y me gusta) mucho aprender, veía cómo tocaban los maestros como el Niño Ricardo o Juan el Habichuela, y acababa acompañando como lo hacen los viejos. Parecía nía 40 años.

¿Y por eso le pusieron lo de Niño Josele?

-Lo de niño viene porque siempre me he rodeado, por suerte, de gente que era mayor que yo y sabía mucho de música. Así que ante ellos siempre eres el niño. Luego vas creciendo, vas evolucionando, te juntas con maestros, llegas a una etapa en la que vas con Enrique Morente, y se queda el nombre de 'niño' aunque tengas ya los 35 años. Pero la verdad es que interiormente me sigo sintiendo un niño.

¿Le gusta arriesgar y probar nuevos caminos?

-Desde luego, porque creo que el que quiere crecer en la vida, tanto en el terreno personal como en el de músico, tiene que seguir adelante y no quedarse parado en el mismo sitio.