El pailebote Cala Millor, amarrado en Eivissa.

R. C.

El proyecto del Museu Marìtim de Balears no acaba de arrancar, según se deduce de lo expuesto esta semana en Palma en la presentación de algunas de las piezas que podrían formar parte de sus fondos. Así, la Conselleria de Medi Ambient del Govern balear, encabezada por Miquel Àngel Grimalt, no dudo ni un momento a la hora de recriminar a la Autoritat Portuària «de encallar» la construcción del esperado museo. «Ellos mismos nos plantearon unos terrenos en el antiguo Economato y nosotros estuvimos de acuerdo. Ahora bien, no sabemos por qué, pero las conversaciones no avanzan al ritmo que seria deseable», precisó Grimalt.

Más taxativo fue el director de la Mar, Tomeu Calafell, quien declaró que «si en lugar de ser un organismo público fuésemos una empresa náutica, seguro que ya tendríamos los solares. Pero no los tenemos, y hemos dado todos los pasos que había que dar. Lo que está haciendo la Autoritat Portuària es esperpéntico y ridículo: ya no sabemos que excusa nos pondrá ahora», señaló.

Sin embargo, desde la Autoritat Portuària no quisieron hacer declaraciones en referencia a este apartado sin saber antes cuál es exactamente la postura del Govern balear al respecto. Así y todo, como ya aseguraron el mes pasado en una información en el Diari de Balears, «nosotros no podemos ceder ningún terreno si no tenemos una petición formal y de consenso con un proyecto definido», apuntaron en aquella ocasión desde la Autoritat Portuària de las Islas.

Pasos a favor

El proyecto para que el futuro Museu Marìtim de las Islas pueda enderezar el rumbo y llegar a buen puerto, parece ahora más definido con el documento presentado esta semana en Palma por la Conselleria de Medi Ambient. «Al principio de la legislatura afirmamos que podríamos medios para llevar adelante esta iniciativa, y durante dos años hemos realizado una gran labor de investigación en este sentido», aseguró el conseller de Medi Ambient, Miquel Àngel Grimalt, añadiendo: «Tenemos 370 piezas localizadas, entre cuadros, esculturas, faros, documentos históricos, planos y cartografía marítima». Destacando sobre todo «la localización de la antigua colección Planas, que presentamos como un documento inédito a través de fotografías».

También se han documentado un buen número de embarcaciones que serían susceptibles de formar parte del museo, a pesar de ser conscientes de que muchas de ellas, como en el caso del Isla Mauricia, del Rafel y del Sant Isidre, que desarrollan su actividad comercial en manos privadas y lejos de las aguas baleares. «Pero estamos al tanto de otras, como el Isla Ebusitana y el Cala Millor que estaríamos encantados poder contar con ellas», comentó Grimalt.

Precisamente, uno de los paquebotes más representativos del patrimonio balear es la embarcación conocida como Isla Ebusitana, fechada en 1856, actualmente propiedad del empresario murciano Antonio Lorente, y que hace pocos días, el pasado 10 de junio, fue rebautizada con el nombre de Blas de Lezo. La denominación hace referencia a un almirante nacido en Guipúzcoa en 1689, también conocido con el apodo de Patapalo, y más tarde, con el de Mig home, por la gran cantidad de heridas que recibió durante su complicada vida militar.

Su actual propietario, Antonio Lorente, tiene escasas esperanzas en el proyecto que impulsa la Conselleria de Medi Ambient. «Yo he intentado muchas veces cederles el barco y ofrecérselo muchas veces, pero siempre he encontrado excusas y complicaciones», aseguró.