AGENCIAS

El arquitecto suizo Peter Zumthor, un diseñador que desdeña ser el foco de atención mientras crea un grupo de artesanales edificios en su retiro alpino, ganó el domingo el mayor honor de su profesión, el Premio Pritzker de Arquitectura 2009.

Zumthor es el tercer suizo en recibir lo que ha sido descrito como el Premio Nobel de la arquitectura. Zumthor recibirá el premio, anunciado ayer por la fundación estadounidense Hyatt, el próximo 29 de mayo en Buenos Aires.

El condecorado, que durante 30 años ha trabajado en la remota localidad suiza de Haldenstein, se une así a un elitista club de arquitectos como Philip Johnson, Frank Gehry, Oscar Niemeyer y Zaga Hadid, receptores de ediciones anteriores del premio anual.

Muchos de los trabajos de Zumthor salpican la zona montañosa donde ha vivido y trabajado en los últimos 30 años, incluyendo su proyecto más conocido: Therme Vals, un lujoso spa que abrió en 1996 después de una década de trabajo en la ladera de una colina rodeada de altas cumbres. Un par de trabajos en Alemania evocan una espiritualidad similar: el museo de arte Kolumba en Colonia. En Austria diseñó el museo Kunsthaus Bregenz, que luce como una lámpara desde el exterior.

Pero Zumthor no ha terminado proyectos en Estados Unidos ni en Gran Bretaña. La escasez de su obra y los años de trabajo que pone en cada proyecto le ha convertido en una especie de héroe en una industria donde los arquitectos famosos ganan titulares y comisiones lucrativas por lo que él describe como «bellas imágenes».

El Premio Pritzker fue establecido en 1979 por la familia Pritzker, el clan con sede en Chicago al que pertenece la cadena de hoteles Hyatt, como un medio de honrar a un arquitecto vivo cuyas obras, entre otras cosas, produzcan «consistentes y significativas contribuciones a la humanidad».